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miércoles, enero 05, 2011

Lo que las mujeres no entienden de los hombres


Puede ser que las mujeres no entiendan algunas de las diferencias
propias del género masculino establecidas por el Creador. Las
mujeres han escrito numerosos libros y artículos explicando su
confusión y falta de comprensión respecto a los hombres. Sin embargo
los hombres raramente hablan claro en respuesta a lo que las mujeres
no entienden de ellos. Por ello hemos preguntado a los hombres:
¿Qué creen ustedes que las mujeres verdaderamente no entienden
respecto a los hombres? Veamos un resumen de las respuestas
recibidas:

"Nosotros creemos que las mujeres no entienden por completo que los
hombres son diferentes a ellas. Ellas aparentan darse cuenta que son
diferentes a nosotros, pero no entienden cuán diferente somos a
ellas y que es bueno que seamos diferentes. La diferencia no es algo
negativo. No nos olvidemos de que Dios nos creó diferentes para un
propósito. Y es bueno. No queremos ser como las mujeres."
"Nosotros somos competidores. Nuestras luchas son causadas por
nuestra búsqueda conjunta de un equilibrio. Nos esforzamos en
encontrar un equilibrio entre combatir enemigos, proveer, cazar,
triunfar, etc. Y ser sensibles, atentos, accesibles, cariñosos, etc.
Estos dos conceptos parecen ser opuestos. El mundo nos pide ser
duros, fuertes, y tenerlo todo bajo control. Sin embargo, nosotros
queremos ser sensibles, disponibles y dispuestos a dar".

"También luchamos para tener un equilibrio entre el trabajo y la
familia. La vida familiar toma su tiempo. El trabajo toma su tiempo.
Ambos exigen mucha energía, sacrificio y empeño. Ambos requieren
asuntos personales. Nosotros los hombres estamos sometidos a
exigencias máximas. Necesitamos reponer nuestras energías -nuestras
energías físicas, mentales y espirituales. Sin embargo, seguimos
luchando porque queremos dar el 110% en cada área de nuestras
vidas."

"Las mujeres generalmente no disfrutan de los mismos pasatiempos e
intereses que nosotros, pero queremos que sepan que necesitamos
estos desahogos. Nos ayudan a olvidarnos del trabajo. Necesitamos
olvidarnos de él de vez en cuando. Cuando jugamos con las mujeres de
nuestras vidas, con frecuencia sólo queremos jugar, no hablar".

"Anhelamos ser apreciados por lo que somos especialmente en nuestro
hogar. Queremos sentir en nuestro hogar un amor incondicional, no
solamente amor por lo que hacemos. Nosotros luchamos con esto todo
el día en nuestro trabajo. Cuando regresamos a casa no siempre
queremos escuchar cuán duro trabajaron nuestras esposas. Necesitamos
escuchar algunos tiernos cumplidos, ¡no sólo quejas!"

"¿Entienden las mujeres realmente cómo nos sentimos respecto a la
responsabilidad de hacer que las cuentas cierren? Su forma de
proceder indica que no. Nos sentimos encargados de proveer para la
familia, ya sea que nuestras esposas trabajen o no. Muchos de
nosotros tememos disgustar a la familia y fracasar en nuestros roles
de protector, proveedor, padre, guía de la familia y cabeza
espiritual."

"Es realmente duro ser un hombre, especialmente el hombre que Dios
espera que yo sea. Existe para mí una gran cantidad de presión
interna si verdaderamente quiero ser un hombre de Dios, un guía para
mi familia, un esposo bueno, tierno, amante y comprensivo. Un padre
dulce, sabio, accesible y compasivo; un trabajador diligente y
modelo; un amigo confiable, atento y responsable.

Siguen muchas respuestas e inquietudes generadas en la consulta,
pero, llegamos ahora al tema del cual siempre estamos hablando: de
emociones, sentimientos, o como ustedes lo quieran llamar. Aquí
existe una confusión, tanto para los hombres como para las mujeres.
Somos seres emotivos. No somos tan insensibles como tradicionalmente
nos han catalogado, pero tenemos dificultad en movernos de la parte
lógica o lineal de la mente emocional –esto es si somos hombres con
conformación cerebral izquierda- Tampoco somos todos de conformación
cerebral izquierda.

En nuestras vidas necesitamos relacionarnos emocionalmente con las
mujeres. Ellas tienden a catalogarnos como solitarios. Esto no es
verdad, a veces estamos solos, pero no somos solitarios. Hay dos
razones del porqué los hombres guardan sus profundas emociones
dentro de sí mismos: una es que quieren evitarles pena y
resguardarlas del dolor; la otra es que tememos que se nos diga qué
debemos hacer o ser interrogados respecto a lo que hemos compartido.

Igual que las mujeres necesitamos abundancia de aliento emocional,
caricias y elogios. Algunos de nosotros nos sentimos lisiados.
Muchos de nosotros no llenaremos jamás las expectativas de nuestras
esposas. ¿Podremos resolver este tipo de compromiso? Muchos de
nosotros quisiéramos poder comunicarnos tan íntimamente con nuestras
esposas como ellas lo hacen con sus amigas. Pero se nos hace
difícil. ¿Quién nos ayudará a aprender? Recibimos pocas sugerencias,
solamente quejas.

Las mujeres dicen que somos decididos. Lo somos. El ir con firmeza
en una sola dirección nos ayuda a lograr nuestras metas. Nos resulta
difícil escuchar cuando estamos concentrados en otra cosa. Nos
acusan de no prestar atención deliberadamente y hacerlas sentirse
culpables y hasta atacadas por esto. ¿Por qué? Queremos que las
mujeres entiendan que necesitamos más tiempo que ellas para asimilar
lo que se ha dicho. Cuando nos sentimos presionados a ser
diferentes, podemos usar el enojo como nuestra protección, para
hacer retroceder a los otros.

Los estereotipos nos limitan. ¡Las mujeres están convencidas de que
todos los hombres piensan en el poder y en las relaciones sexuales,
o en las relaciones sexuales y el poder! Por ello cuando nos
sinceramos emocionalmente nuestra respuesta es clasificada
automáticamente en una de estas áreas.

Tomado de: Lo que las mujeres no entienden de los hombres
Por H. Norman Wright

"Así mismo, esposas, sométanse a sus esposos, de modo que si algunos
de ellos no creen en la palabra, puedan ser ganados más por el
comportamiento de ustedes que por sus palabras, al observar su
conducta íntegra y respetuosa. Que la belleza de ustedes no sea la
externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos,
joyas de oro y vetidos lujosos. Que su belleza sea más bien la
incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en
un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante
de Dios. Así se adornaban en tiempos antiguos las santas mujeres
que esperaban en Dios, cada una sumisa a su esposo. Tal es el caso
de Sara, que obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Ustedes son
hijas de ella si hacen el bien y viven sin ningún temor. De igual
manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal,
tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más
delicada, y ambos son herederos del grato don de la vida. Así nada
estorbará las oraciones de ustedes" 1 Pedro 3:1-7

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