Jovenes por siempre, Carmelitas de Corazón, Creciendo juntos. Ecuador en la Mitad del Mundo

miércoles, septiembre 29, 2010

A UN PADRE ESPECIAL

Un día, acudí a mi padre con uno de mis muchos problemas de aquel
entonces. Me contestó como Cristo a sus discípulos, con una parábola:

"Hijo(a), ya no eres más una simple y endeble rama; has crecido y te
has transformado, eres ahora un árbol en cuyo tronco un tierno
follaje empieza a florecer. Tienes que darle vida a esas ramas.
Tienes que ser fuerte, para que ni el agua, ni el día, ni los
vientos te embatan. Debes crecer como los de tu especie, hacia
arriba.

Algún día, vendrá alguien a arrancar parte de ti, parte de tu
follaje. Quizá sientes tu tronco desnudo, más piensa que esas podas
siempre serán benéficas, tal vez necesarias, para darte forma, para
fortalecer tu tronco y afirmar sus raíces. Jamás lamentes las
adversidades, sigue creciendo, y cuando te sientas más indefenso(a),
cuando sientas que el invierno ha sido crudo, recuerda que siempre
llegará una primavera que te hará florecer...

Trata de no ser como el roble que si cae no se puede volver a
levantar, tampoco como un bonsai que no puede crecer, sé pues como
el bambú que las fuerza le hacen caer pero él se vuelve a levantar."

Ahora quisiera tener a mi padre conmigo y darle las gracias por
haber nacido, por haber sido, por haber tenido, por haber triunfado,
y por haber fracasado.

Si acaso tuviera mi padre a mi lado, podría agradecerle su
preocupación por mi, podría agradecerle sus tiernas caricias, que no
por escasas, sinceras sentí.

Si acaso tuviera a mi padre conmigo, le daría las gracias por estar
aquí, le agradecería mis grandes tristezas, sus sabios regaños, sus
muchos consejos, y los grandes valores que sembró en mi.

Si acaso mi padre estuviera conmigo, podríamos charlar como antaño
fue, de cuando me hablaba de aquello del árbol, que debe ser fuerte
y saber resistir, prodigar sus frutos, ofrecer su sombra, cubrir sus
heridas, forjar sus firmezas... y siempre seguir. Seguir luchando,
seguir perdonando, seguir olvidando, y siempre... seguir.

Si acaso tuviera a mi padre a mi lado, le daría las gracias...
porque de él nací.

martes, septiembre 28, 2010

Piloto automático




Para cambiar tu vida debes cambiar tu manera de pensar. Detrás de
todo lo que haces hay pensamientos. Toda conducta es motivada por
una creencia y toda acción es incitada por una actitud. Dios reveló
esto miles de años antes de que los psicólogos lo
entendiran: "Tengan cuidado de cómo piensan; la vida es modelada
por sus pensamientos" Proverbios 4:23.

Imagina un paseo en un bote con motor en un lago, con el piloto
automático puesto en dirección hacia el este. Si decides dar vuelta
atrás y dirigirte al oeste, tienes dos posibles maneras de cambiar
el rumbo del barco. Una es tomar el timón y físicamente "obligarlo"
a que se dirija en la dirección opuesta a la que señala el programa
del piloto automático. A pura fuerza de voluntad podrás vencer al
piloto automático, pero sentirás la resistencia todo el tiempo.
Finalmente tus brazos se cansarían de la tensión, soltarías el timón
y el barco retomaría inmediatamente el rumbo en dirección al este,
de acuerdo con su programación interna.

Esto es lo que sucede cuando tratas de cambiar tu vida a fuerza de
voluntad. Dices: "Me obligaré a comer menos... haré más
ejercicio... dejaré de ser desorganizado y de ser impuntual". Sí,
tu fuerza de voluntad puede producir un cambio a corto plazo, pero
crea una tensión interior constante porque no has tratado la causa
desde su raíz. El cambio no se siente como algo natural, así que
finalmente te rendirás, abandonarás la dieta, y dejarás de hacer
ejercicios. Rápidamente volverás a tus viejos patrones.

Hay una mejor y más fácil manera. Cambia el piloto automático: tu
manera de pensar. La Biblia dice: "Dejen que Dios los transforme
en una nueva persona, cambiando su forma de pensar" Romanos 12:2.
El primer paso en el crecimiento espiritual es empezar por cambiar
la manera de pensar. El cambio siempre comienza en la mente. La
manera en que "pienses" determinará cómo te "sientes", y cómo te
sientes influirá en cómo "actúas". Pablo dijo: "Debe haber una
renovación espiritual de sus pensamientos y actitudes" Efesios 4:23.

Para ser como Cristo debes desarrollar en ti su mente. El Nuevo
Testamento llama a este cambio mental "arrepentimiento", que en
griego literalmente significa "cambiar tu mentalidad". Te
arrepientes siempre que cambias tu manera de pensar y adoptas la
manera de pensar de Dios: con respecto a ti mismo, al pecado, a
Dios, a otras personas, a la vida, a tu futuro, y a todo lo demás.
Asumes la actitud de Cristo y su perspectiva.

Se nos manda que pensemos "del mismo modo en que pensaba Cristo
Jesús" Filipenses 2:5. Este mandamiento tiene dos facetas. La
primera faceta de este cambio mental consiste en dejar los
pensamientos inmaduros, que son egoístas. La Biblia dice: "Dejen
de pensar como los niños. Sean niños en la malicia, pero sean
adultos en su forma de pensar" 1 Corintios 14:20. Los niños son por
naturaleza completamente egoístas. Sólo piensan en sí mismos y en
sus propias necesidades. Son incapaces de dar; sólo pueden
recibir. Tienen una manera de pensar inmadura. Por desgracia,
muchas personas nunca se desarrollan más allá de ese nivel. La
Biblia dice que esta manera egoísta de pensar es el origen de
conductas pecaminosas: "Los que viven siguiendo sus egos
pecaminosos sólo piensan en las cosas que su ego pecaminoso desea"
Romanos 8:5.

La segunda faceta para pensar como Jesús consiste en que empieces a
meditar con madurez, enfocándote en otros, no en ti mismo. En su
gran capítulo sobre el amor verdadero, Pablo concluyó que pensar en
los demás era la señal de madurez: "Cuando yo era un niño, hablaba
como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Cuando llegué a
ser adulto, dejé atrás las cosas de niño" 1 Corintios 13:11.

En la actualidad, muchos suponen que la madurez espiritual se mide
por la cantidad de información bíblica y doctrina que uno sepa. Si
bien el conocimiento es una medida de la madurez, no es todo lo que
se necesita. La vida cristiana es mucho más que credos y
convicciones; incluye conducta y carácter. Nuestros hechos deben
ser congruentes con nuestros credos, y nuestras creencias deben ser
respaldadas con una conducta semejante a la de Cristo.

El cristianismo no es una religión, ni una filosofía, sino una
relación y un estilo de vida. El centro de ese estilo de vida es
pensar en los demás, como lo hizo Jesús, en lugar de pensar en
nosotros mismos. La Biblia dice: "Nosotros debemos pensar en el
bien de ellos e intentar ayudarlos haciendo lo que les agrada. Ni
siquiera Cristo intentaba agradarse" Romanos 15:2-3.

Pensar en los demás es la esencia de ser semejantes a Cristo y la
mejor evidencia del crecimiento espiritual. Esta manera de pensar
es antinatural, va en contra de nuestra cultura, es rara y difícil.
Afortunadamente tenemos ayuda: "Dios nos ha dado su Espíritu. Por
eso nosotros no pensamos igual que las personas de este mundo" 1
Corintios 2:12.

lunes, septiembre 27, 2010

Quijadas de amor


"En todos sus días su padre nunca lo había reprendido..." 1 Reyes 1:6

Cuando era niño, en casa teníamos toda clase imaginable de mascotas,
desde pececillos de colores hasta conejillos de Indias, gatos y
perros; nuestra casa contenía los panoramas, los sonidos y los
olores del reino animal.

Una imagen que recuerdo vívidamente es de una mamá gata y sus
gatitos. Cuando una de sus juguetonas crías se alejaba demasiado,
ella suavemente recogía con los dientes a la bolita de pelo
extraviada y la llevaba de nuevo rápidamente junto a sus hermanos.

Sus quijadas de amor impedían que el gatito se convirtiera en
juguete para el perro. A veces, esa retirada a dientes enojaba o
molestaba al gatito, el cual maullaba su obvio desagrado. Pero la
mamá gata seguía llevando a casa a sus gatitos de patas débiles
hasta que fueran lo suficientemente mayores como para cuidarse solos.

El cuidado vigilante que aquella gata daba a sus pequeños es similar
a la disciplina que los padres deben dar a sus hijos. Cuando somos
jóvenes, necesitamos esa protección que nos ayude a ser adultos
responsables. Sin ella, nunca desarrollaríamos el dominio propio.

Aparentemente eso fue lo que salió mal con Adonías, el hijo del rey
David. En 1 Reyes 1:6 leemos: "En todos sus días su padre nunca lo
había reprendido diciéndole: "¿Por qué haces esto?..."

Parece que David descuidó su responsabilidad paterna de disciplinar
a su hijo. No lo hacía rendir cuentas. Como resultado de ello
Adonías perdió el control. Hasta trató de ocupar el puesto del rey,
aunque ya se le había prometido esa posición a su hermano Salomón.
Su vida era un desastre porque su crianza no había sido la mejor.

Si tus padres te han amado lo suficiente como para decir "No" y
disciplinarte, tal vez es hora de darles las gracias... y gracias a
Dios porque te dio esos padres. Sus "quijadas de amor" eran justo lo
que necesitabas para que llegaras al lugar donde estás.

viernes, septiembre 24, 2010

Bien por mal


Un soldado se quedó pasmado cuando escuchó al general Robert E. Lee
hablar elogiosamente de otro oficial... "General" -le dijo- "sabe
usted que el hombre del cual habla tan bien es uno de sus peores
enemigos, y que no pierde ninguna oportunidad de difamarlo?".

"Si" -dijo el general-"pero a mi me pidieron mi opinión de él, no la
que él tiene de mi".

Un hombre entró a robar a casa de su vecino, el cual lo sorprendió
en la acción, al saberse descubierto se llenó de temor, pero
contrario a lo que esperaba, su vecino sólo le dijo: "Amigo, no
sabía que tuviera usted tanta necesidad como para a llegar a esto;
yo no tengo mucho, pero por favor dígame si puedo hacer algo por
usted, trataré de ayudarle lo más que pueda".

La amabilidad de Lee y de este anónimo, es una ilustración
inspiradora de lo que es devolver bien por mal. Ahora bien, estoy
seguro de que eso no es fácil de hacer. De hecho, a veces parece
imposible.

Abraham Lincoln dijo una vez: "La mejor forma de derrotar al enemigo
es hacerlo tu amigo." Por tanto, con ayuda de Dios, amemos a
nuestros enemigos, bendigámoslos, hagámosles bien y oremos por
ellos. Igual que nuestro Señor, estemos preparados para devolver
bien por mal... incluso a nuestros enemigos.

jueves, septiembre 23, 2010

Un mensaje


La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios más altos y temperamentos más reducidos, carreteras más anchas y puntos de vista más estrechos.

Gastamos más pero tenemos menos, compramos más pero disfrutamos menos. Tenemos casas más grandes y familias más chicas, mayores comodidades y menos tiempo. Tenemos más grados académicos pero menos sentido común, mayor conocimiento pero menor capacidad de juicio, más expertos pero más problemas, mejor medicina pero menor bienestar.

Bebemos demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos demasiado, reímos muy poco, manejamos muy rápido, nos enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado, amanecemos cansados, leemos muy poco, vemos demasiado televisión y oramos muy rara vez. Hemos multiplicado nuestras posesiones pero reducido nuestros valores. Hablamos demasiado, amamos demasiado poco y odiamos muy frecuentemente.

Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir.

Añadimos años a nuestras vidas, no vida a nuestros años. Hemos logrado ir y volver de la luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para conocer a un nuevo vecino. Conquistamos el espacio exterior, pero no el interior. Hemos hecho grandes cosas, pero no por ello mejores.

Hemos limpiado el aire, pero contaminamos nuestra alma. Conquistamos el átomo, pero no nuestros prejuicios. Escribimos más pero aprendemos menos. Planeamos más pero logramos menos. Hemos aprendido a apresurarnos, pero no a esperar.

Producimos computadoras que pueden procesar mayor información y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos y menos. Estos son tiempos de comidas rápidas y digestión lenta, de hombres de gran talla y cortedad de carácter, de enormes ganancias económicas y relaciones humanas superficiales.

Hoy en día hay dos ingresos pero más divorcios, casas más lujosas pero hogares rotos. Son tiempos de viajes rápidos, pañales deshechables, moral descartable, acostones de una noche, cuerpos obesos, y píldoras que hacen todo, desde alegrar y apaciguar, hasta matar. 

Son tiempos en que hay mucho en el escaparate y muy poco en la bodega. Tiempos en que la tecnología puede hacerte llegar esta carta, y en que tú puedes elegir compartir estas reflexiones o simplemente borrarlas. Acuérdate de pasar algún tiempo con tus seres queridos porque ellos no estarán aquí siempre. Acuérdate de ser amable con quien ahora te admira, porque esa personita crecerá muy pronto y se alejara de ti. Acuérdate de abrazar a quien tienes cerca porque ese es el único tesoro que puedes dar con el corazón, sin que te cueste ni un centavo. Acuérdate de decir te amo a tu pareja y a tus seres queridos, pero sobre todo dilo sinceramente. Un beso y un abrazo puedes reparar una herida cuando se dan con toda el alma. Acuérdate de tomarte de la mano con tu ser querido y atesorar ese momento, porque un día esa persona ya no estará contigo. Comparte tus más preciadas ideas.

Y siempre recuerda: La vida no se mide por el número de veces que tomamos aliento, sino por los extraordinarios momentos que nos lo quitan.    
George Carlin.(murió en el 2009)

[Gracias PAtty Jara]

jueves, septiembre 16, 2010

La serpiente y la luciernaga


Cuenta una fábula que en cierta ocasión una serpiente empezó a
perseguir a una luciérnaga; ésta huía muy rápido y llena de miedo de
la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir en su
intento de alcanzarla.

La luciérnaga pudo huír durante el primer día, pero la serpiente no
desistía, dos días y nada, al tercer día, ya sin fuerzas, la
luciérnaga detuvo su agitado vuelo y le dijo a la serpiente:
- ¿Puedo hacerte tres preguntas?
- No acostumbro conceder deseos a nadie, pero como te voy a devorar,
puedes preguntar..., respondió la serpiente.

Entonces dime:
- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
- ¡No!, contestó la serpiente.

- ¿Yo te hice algún mal?
- ¡No!, volvió a responder su cazadora.

- Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?
- ¡Porque no soporto verte brillar!, fue la última respuesta de la
serpiente.

Muchos de nosotros nos hemos visto envueltos en situaciones donde
nos preguntamos:
¿Por qué me pasa esto si yo no he hecho nada malo?
Sencillo... porque hay algunos(as) que no soportan verte brillar.

La "envidia" es uno de los peores sentimientos que podemos tener.
El hecho de que envidien tus logros, tu éxito, etc., ¡que envidien
verte brillar! te va a afectar en más de una ocasión, pero cuando
esto pase, ¡no dejes de brillar!, continúa siendo tú mismo(a), sigue
dando lo mejor de ti, sigue haciendo lo mejor, no permitas que te
lastimen, no permitas que te hieran...
¡sigue brillando y no podrán tocarte!,
porque tu luz seguirá intacta,
porque siempre habrá quien te apoye,
porque tu huella permanecerá,
porque el recuerdo de lo que fuiste e hiciste quedará,
¡pase lo que pase!

miércoles, septiembre 15, 2010

Paseo en Bici


Al comienzo yo veía a Dios como mi observador, como mi juez que
llevaba la cuenta de mis actos para saber si merecería el cielo o el
infierno. Él estaba allá arriba, como un personaje. Yo conocía su
retrato, pero no lo conocía a Él.

Más adelante, cuando conocí a Cristo, la vida se transformó en un
paseo en bicicleta. Era una bicicleta para dos, y Cristo iba atrás,
ayudándome a pedalear.

No recuerdo cuando, Él sugirió que cambiáramos los lugares. La vida
no ha vuelto a ser la misma desde entonces, se ha vuelto
fascinante!!!.

Cuando Él manejaba, conocía largos y deliciosos caminos subiendo y
bajando montañas a través de rigurosos lugares, a una velocidad
increíble. Todo lo que yo podía hacer era aferrarme a Él y aguantar,
aunque pareciera una locura.

Él me decía: "¡¡¡PEDALEA!!!, ¡¡¡PEDALEA!!!". Yo ansioso y preocupado
preguntaba "¿a dónde me llevas?". Él se reía y no contestaba,
entonces, empecé a confiar.

Olvidé mi aburrida vida y me lancé a la aventura. Y si alguna vez le
decía: "Estoy asustado", Jesús se inclinaba y tocaba mi mano.

Él me llevó a conocer gente que me hacía regalos de sanación, de
aceptación, de alegría y de paz para nuestro viaje. Él decía: "Da
esos regalos", y yo se los daba a la gente que nos encontrábamos y
descubrí que dando, yo recibía y que la carga se hacía más liviana.

Al principio yo no confiaba que Él manejara mi vida. Pensaba que
podía chocar. Pero luego me di cuenta que era un volante perfecto,
tomaba impecablemente las curvas, saltaba en forma exacta las
grandes piedras, y sabía volar para acortar los pasos peligrosos.

Estoy aprendiendo a callarme y a pedalear en los lugares más
extraños. Estoy empezando a disfrutar del panorama y de la fresca
brisa en mi rostro. Y cuando siento que ya no puedo más... Él
solamente me mira, me palmea y sonriendo me dice:

"¡¡¡¡PEDALEA!!!!, ¡¡¡¡PEDALEA!!!!, ¡¡¡¡PEDALEA!!!!".

martes, septiembre 14, 2010

Aprendiendo a cargar paquetes


Se te olvidó papá, enseñarme a llevar paquetes.

¿Cuándo se contó conmigo en casa? ¿Cuándo tuve que recoger a mis
hermanos del colegio?. Ayer mandaste al chofer a hacer mis trámites
que necesitaba para la Universidad. Se te olvidó papá, dejarme pagar
mi colegiatura. ¿Cuándo tuve que lavar el coche los domingos y
arreglar el jardín, recoger las hojas y sacar al perro y bañarlo,
lustrar mis zapatos diariamente? ¿Porqué no me mandaste a comprar
las medicinas a la farmacia o recibir el gas y pagarlo?

En vacaciones, ¿porqué no fui a la fábrica a empacar zapatos?,
¿Porqué no escogía yo mi ropa y la cambiaba si no me gustaba?,
¿Porqué no compré yo solo algo que me gustaba cuando tenía mi propio
dinero, sin que tú me dijeras que comprar?.

Mamá, ¿porqué me dejabas sin ir a comprar leche cuando yo repelaba?.
¡Se te olvidó ser firme y mandarme mamá!. Más fácil era que el
chofer y las sirvientas hicieran bien las cosas y sin riesgos.
¿Porqué no se arriesgaron a dejarme llevar un paquete?.

Se les olvidó enseñarme a ser hombre. Ya a los 18 años se me caen
las manos. A mi también me da vergüenza. Fíjate que en la
Universidad nombraron a Roberto delegado del grupo. Dicen que tiene
responsabilidad. A Juan lo nombraron coordinador de la excursión con
el profesor de historia. Y recibe las cuotas y da los avisos. Y a
Robles lo nombraron capitán y está uniformando a su equipo,
consiguió él mismo el 25% de descuento en los uniformes. Pero Robles
desde chico lava el coche de su casa y arregla el jardín, y Roberto
recoge a sus hermanas aunque llueva o tenga mucha flojera y tenga
que entregar un trabajo y paga el gas y él compra sus zapatos.
También a Pedro, mi amigo que tu conoces, lo hicieron jefe de tareas
y las recoge y pasa los promedios. Y a tu hijo lo dejaron sin
paquete. Dicen que no tengo responsabilidad. Se te olvidó papá
enseñarme desde chico a cargar paquetes y llevarlos aunque llueva, o
tuviera flojera, o me enojara y les dijera que eran injustos. Se te
olvidó contar conmigo. No quisiste arriesgar poco.

No me diste confianza gradualmente. No me fuiste dejando paquetes a
la medida de mis años 5, 9, 12. Y no fue creciendo mi voluntad, se
quedó raquítica con tantos pretextos, al sentirme yo un niño que no
debía hacer nada.

Por favor papá y mamá, enseñen a Arturo mi hermano de 8 años a
llevar paquetes número 8 y a Adriana de 9 sus paquetes de 9. Y no
tendrán que decirles: "Eres un niño y un irresponsable con 18 años
encima". Y llegará el momento en que ellos sepan llevar paquetes
número 25 y 40.

Dicen que son paquetes : la vida, la familia, las relaciones con los
demás, el colegio, el trabajo y la profesión. Y tantos paquetes
tirados en la calle. ¿Cuántos se cayeron de las manos con vergüenza?
No se les olvide papás de entrenar a ser hombre a Arturo y mujer a
Adriana. Y no es tarea fácil, no es sólo asunto de cargar paquetes,
sino saberlos llevar bien, con cuidado, amor y responsabilidad. Para
que no haya tantos paquetes tirados en la calle, porque aun sin
entrenamiento algún día tendrán que cargar sus propios paquetes del
número: 20, 30 ó 50.

lunes, septiembre 13, 2010

No preguntes


Al triste, no le preguntes la historia de su desgracia...
Sino dile que en ti, tiene un amigo.

Al que llora, no le escudriñes el origen de su llanto...
Sino dile que tu tienes un hombro, un pañuelo, una sonrisa.

Al que anda tambaleante por la vida no le analices
por qué no ha llegado nunca a ninguna parte...
Mejor dile que tu tienes una luz, un consejo,
un bastón por si llegara a necesitarlos.

Al que anda sin templo y sin oración
no le preguntes por qué es un descreído...
Mejor enséñale a Dios, y mételo en el
secreto de tu plegaria.

A esos que hacen un caos de su vida no
les preguntes que causa su confusión...
Mejor enséñales el rastro sosegado de la fe,
 y el fluir constante de tu serenidad.

Al que anda dolido y agotado con su cruz,
no le preguntes por qué le pesa tanto...
Mejor ponlo en posición de que Dios se irradie sobre él...
Y ya poco a poco irá llegando la luz.

Al que se resiste a seguir, y se siente vencido,
no le andes por las normas, las deducciones y los raciocinios...
Mejor dale la mano, y dile:"¡Voy contigo!"

No le preguntes a cada uno su necesidad...
Mejor demuéstrales que siempre hay un sueño
más asombroso que su mala suerte.

viernes, septiembre 10, 2010

Un angel y un amigo



Un ángel no nos escoge, Dios nos lo asigna.
Un amigo nos toma de la mano y nos acerca a Dios.

Un ángel tiene la obligación de cuidarnos.
Un amigo nos cuida por amor.

Un ángel te ayuda evitando que tengas problemas.
Un amigo te ayuda a resolverlos.

Un ángel te ve sufrir sin poderte abrazar.
Un amigo te abraza porque no quiere verte sufrir.

Un ángel sabe cuando necesitas que alguien te escuche.
Un amigo te escucha, sin decirle que lo necesitas.

Un ángel vela tu sueño.
Un amigo sueña contigo.

Un ángel aplaude tus triunfos.
Un amigo te ayuda para que triunfes.

Un ángel se preocupa cuando estás mal.
Un amigo se desvive porque estés bien.

Para un ángel, eres una hermosa misión que cumplir.
Para un amigo, eres un tesoro que defender.

Un ángel, es algo celestial.
Un amigo es la oportunidad de conocer lo más hermoso que hay en la
vida, "El Amor y La Amistad".

Un ángel quiere ser tu amigo.
Un amigo sin proponérselo, también es tu ángel.

¡Gracias por ser mi amigo!...
muchas veces te he considerado mi angel.

jueves, septiembre 09, 2010

Ora y confía



No te inquietes por las dificultades de la vida, por sus altibajos,
por sus decepciones, por su porvenir más o menos sombrío. Quiere
tú, lo que Dios quiere. Ofrécele en medio de inquietudes y
dificultades el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo,
acepta los designios de Su Providencia. Poco importa que te
consideres un fracasado si Dios te considera plenamente realizado a
su gusto.

Piérdete confiado ciegamente en ese Dios que te quiere para Sí y que
llegará a ti, aunque no lo veas. Piensa que estás en sus manos,
tanto más fuertemente cogido, cuanto más decaído y triste te
sientas. Vive feliz, vive en paz, que nada te altere, que nada sea
capaz de quitarte tu paz... ni la fatiga, ni tus fallos.

Haz que brote, y conserva siempre sobre tu rostro, una dulce
sonrisa, reflejo de la que el Señor continuamente te dirige. Y en
el fondo de tu alma coloca antes que nada, todo aquello que te llene
de la paza de Dios. Ora y confía.

lunes, septiembre 06, 2010

Una lección de amor

Un esposo fue a visitar a un sabio consejero y le dijo que ya no
quería a su esposa y que pensaba separarse.

El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y solamente le dijo una
palabra: ¡ámela!. Luego se calló.

Pero es que ya no siento nada por ella, replicó el hombre.

¡Ámela!, repuso el sabio.

Y ante el desconcierto de aquel señor, después de un oportuno
silencio, agregó lo siguiente:

AMAR ES UNA DECISIÓN, NO UN SENTIMIENTO; AMAR ES DEDICACIÓN Y
ENTREGA. AMAR ES UN VERBO Y EL FRUTO DE ESA ACCIÓN ES EL AMOR.

EL AMOR ES UN EJERCICIO DE JARDINERÍA:
ARRANQUE LO QUE HACE DAÑO,
PREPARE EL TERRENO,
SIEMBRE,
SEA PACIENTE,
RIEGUE Y CUIDE.

ESTÉ PREPARADO(A) PORQUE HABRÁ PLAGAS,
SEQUÍAS O EXCESO DE LLUVIA,
MAS NO POR ESO ABANDONE SU JARDÍN.

AME A SU PAREJA, ES DECIR, ¡ACÉPTELA!,
¡VALÓRELA!,
¡RESPÉTELA!,
¡DELE AFECTO Y TERNURA!,
¡ADMÍRELA!,
¡COMPRÉNDALA!.

ESO ES TODO... ¡ÁMELA!.

Chequeo médico

REFLEXIONES... PARA LOS AMIGOS...
CHEQUEO MÉDICO DE MARTÍN FIERRO, ....después de los 50.
(ponele el tono de poema de pampa)

Si sos un tipo feliz
sin temores y sin miedos
no se te ocurra jamás
dejarte hacer un chequeo,
porque te vas a enterar,
sin siquiera suponerlo,
que estás en las diez de últimas
aunque te cueste creerlo.

Seguro van a decirte
que te sobran triglicéridos
lo mismo que fosfolípidos,
sin colesterol del bueno,
y que por los ateromas
que ellos te van produciendo
ya tenés la cañería
tapada de medio a medio:
que eso preanuncia un infarto,
que todo es cuestión de tiempo...
También te puede ocurrir
que te encuentren un  bloqueo,
una elongación de aorta
que no augura nada bueno;
taquicardia sinusal
que habrá que parar a tiempo,
o una isquemia de cuidado                                      
en el ventrículo izquierdo.

Son enormes las variantes
del informe del chequeo,
todo es cuestión del color
del cristal de tu galeno:
inflamación en el colon,
irritación en el recto,
que el intestino delgado
no absorbe los alimentos;
exceso de fosfatasas
o carencia de anticuerpos;
que puedas tener mareos
por culpa del oído medio,
enfisema pulmonar,
úlcera en el duodeno,
insuficiencia renal,
cálculos en el colédoco;
y hasta te pueden decir
aunque no entiendas ni medio,
que  'hay una falla en el ácido
desoxi-rribonucleico'.

Y aunque te sientas fenómeno
y así le insistas al médico,
lo tenés que aceptar todo
porque lo dice el chequeo.
Lo que más te va a asombrar
aunque en esto seas un lego-
es la gran similitud
de todos los tratamientos
excluyendo, por supuesto,
el tema medicamentos:
siempre una dieta hiposódica,
andar kilómetro y medio
y nada de carnes rojas
ni embutidos ¡y ni quesos!;
sí pescado -bien hervido-,
y pollo, pero sin cuero...
Tendrás que decirle adiós
a tus grandes compañeros:
el whisky y el cigarrillo,
y hasta al cafecito negro.
si a vos, que antes del chequeo,
casi te  creías Tarzán,
poco menos que un pendejo,
te digan 'que estás virando la esquina"
si no lo tomás en serio'...

Por eso querido amigo
a aconsejarte me atrevo:
si sos un tipo feliz,
sin temores y sin miedos,
¡no se te ocurra jamás,
DEJARTE HACER UN CHEQUEO!

viernes, septiembre 03, 2010

Olvidemos lo que nos hace daño


Dos monjes iban caminando por el campo al atardecer. Mientras
caminaba, oraban y reflexionaban. Un poco antes de acercarse a un
río que tenían que cruzar, el cual no tenía puente para hacerlo, se
les acercó una mujer de baja estatura, pidiéndoles que le ayudaran a
cruzar el río. Uno de ellos inmediatamente dijo que sí, mientras el
otro lo veía con mirada de desaprobación. El que se apuntó para
ayudar a la pequeña mujer la subío en sus hombros y terminado el río
la bajó de sus hombros, la mujer quedó muy agradecida con ese
monje. Los monjes siguieron su camino y el que no aprobó la
decisión empezó a reclamarle al monje que ayudó a la mujer a cruzar
el río acerca de su comportamiento: ¿Por qué subiste a esa mujer a
tus hombros?, ¿no sabes que en el convento nos tienen prohibido
mantener contacto con mujeres?. El monje que había ayudado a la
mujer no respondía a las preguntas de su compañero.

Siguieron su camino y el monje insistía en sus preguntas, a lo que
el otro monje no respondía. Poco antes de llegar al convento, el
monje le volvió a cuestionar acerca de lo que había hecho y por fin
el monje respondió: "Hace más de cuatro horas que esta mujer ya no
está cerca de mi cabeza, pero sigue en la tuya. ¿Qué ganas con
hacerte daño al tener en tu mente cosas del pasado?, ¿qué ganas con
tener en tu mente cosas que a ti no te afectan?".

Tenemos en nuestra mente acontecimiento o hechos que ya pasaron, que
no nos gustaron y que nos siguen haciendo daño, cuando lo mejor es,
si no podemos borrarlos totalmente de nuestra memoria, al menos
hacerlos a un lado o recordarlos como un hecho del cual podemos
aprender.

jueves, septiembre 02, 2010

No importa

Breve diálogo entre el teólogo brasileño Leonardo Boff y;el Dalai Lama.
Leonardo es uno de los renovadores de la Teología de la Liberación

"En el intervalo de una mesa  redonda sobre religión y paz entre los pueblos, en la cual participaba el Dalai Lama y un servidor, maliciosamente, mas también con interés teológico, le pregunte en mi inglés defectuoso:

"Santidad, ¿cuál es la mejor religión?"

Esperaba que dijera: "El budismo tibetano" o las religiones orientales, mucho más antiguas que el cristianismo ..."

El Dalai Lama hizo una pequeña pausa, sonrió, me miró fijamente a los ojos -lo que me desconcertó un poco porque yo sabía la malicia contenida en la pregunta- y afirmó:

"La mejor religión es la que te aproxima más a Dios, al Infinito".

Para salir de la perplejidad delante de tan sabia respuesta, pregunté:

"Qué es lo que me hace mejor?"

El respondió: -"Aquello que te hace más compasivo, más sensible, más desapegado, más amoroso, más humanitario, más responsable, más ético... La religión que consiga hacer eso de ti es la mejor religión.

Callé, maravillado, y hasta los días de hoy estoy rumiando su respuesta sabia e irrefutable.

No me interesa amigo tu religión o si tienes o no tienes religión.
Lo que realmente me importa es tu conducta delante de tu semejante, de tu familia, de tu trabajo, de tu comunidad, delante del mundo.

Recordemos: "El Universo es el eco de nuestras acciones y nuestros pensamientos".
La Ley de Acción y Reacción no es exclusiva de la Física.
Es también de las relaciones humanas.
Si yo actúo con el bien, recibiré el bien.
Si actúo con el mal, recibiré el mal.
Aquello que nuestros abuelos nos dijeron es la más pura verdad:
“Tendrás siempre el doble de aquello que desees a los otros".
Ser feliz no es cuestión de destino.
Es cuestión de elección.

Cuida tus Pensamientos porque se volverán Palabras.
Cuida tus Palabras porque se volverán Actos.
Cuida tus Actos porque se harán Costumbre.
Cuida tus Costumbres porque forjarán tu Carácter.
Cuida tu Carácter porque formará tu destino.
Y tu Destino será tu vida.

Compartido por (Lydia Alcira)

La perseverancia



La perseverancia es más que "aguante". Es aguante convinado con una
total certeza de que lo que esperamos sucederá. La perseverancia
implica mucho más que la simple voluntad de permanecer aferrados a
algo, lo que podria ser sólo una manifestación de nuestro temor de
soltarnos y caer.

La perseverancia es nuestro esfuerzo supremo de rehusar creer que
nuestro héroe va a ser vencido. Nuestro mayor temor no es que
vallamos a ser condenados, sino que de alguna manera Jesucristo
quede derrotado.

Del mismo modo, nuestro temor está en que aquellas mismas cosas por
las que el Señor luchó, el amor, la justicia, el perdón y la bondad
entre los hombres, no vallan a triunfar al fin, y que representen
para nosotros una meta inalcanzable.

Nuestro llamamiento es a la "perseverancia espiritual". Un
llamamiento no a mantenernos aferrados a algún lugar y no hacer
nada, sino a trabajar con determinación, sabiendo con garantía
que... ¡Dios nunca será derrotado!.

Si en este momento nuestras esperanzas parecen quedar frustradas, es
debido simplemente a que "están siendo purificadas". Cada esperanza
o sueño de la mente humana se cumplirá... "si es noble y procede de
Dios". Con todo, una de las más grandes tensiones de la vida la
produce nuestra obligación de esperar a que Dios actúe, pero si
perseveramos tenemos la seguridad de que El cumplirá Su
Palabra: "por cuanto has guardado la palabra de Mi paciencia, yo
también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el
mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra"
(Apocalipsis 3:10).

Así que... ¡SIGUE PERSEVERANDO!.

miércoles, septiembre 01, 2010

La bolsa de agua caliente


Una noche yo había trabajado mucho ayudando a una madre en su parto;
pero a pesar de todo lo que hicimos, murió dejándonos un bebé
prematuro y una hija de 2 años, nos iba a resultar difícil mantener
al bebé con vida porque no teníamos incubadora (¡no había
electricidad para hacerla funcionar!), ni facilidades especiales
para alimentarlo.

Aunque vivíamos en el ecuador africano, las noches frecuentemente
eran frías y con vientos traicioneros. Una estudiante de partera fue
a buscar una cuna que teníamos para tales bebés, y la manta de lana
con la que lo arroparíamos. Otra fue a llenar la bolsa de agua
caliente. Volvió enseguida diciéndome irritada que al llenar la
bolsa, había reventado. La goma se deteriora fácilmente en el clima
tropical "¡Y era la última bolsa que nos quedaba!", exclamó y no hay
farmacias en los senderos del bosque. "Muy bien", dije, "pongan al
bebé lo más cerca posible del fuego y duerman entre él y el viento
para protegerlo de éste. Su trabajo es mantener al bebé abrigado".

Al mediodía siguiente, como hago muchas veces, fui a orar con los
niños del orfanato que se querían reunir conmigo. Les hice a los
niños varias sugerencias de motivos para orar y les conté del bebé
prematuro. Les dije el problema que teníamos para mantenerlo
abrigado y les mencioné que se había roto la bolsa de agua caliente
y el bebé se podía morir fácilmente si tomaba frío. También les dije
que su hermanita de 2 años estaba llorando porque su mamá había
muerto. Durante el tiempo de oración, Ruth, una niña de 10 años oró
con la acostumbrada seguridad consciente de los niños africanos "por
favor Dios", oró "mándanos una bolsa de agua caliente. Mañana no
servirá porque el bebé ya estará muerto. Por eso, Dios MANDALA ESTA
TARDE". Mientras yo contenía el aliento por la audacia de su oración
la niña agregó: "y mientras te encargas de ello, ¿podrías mandar una
muñeca para la pequeña y así pueda ver que Tú le amas realmente?".

Frecuentemente las oraciones de los chicos me ponen en evidencia.
¿Podría decir honestamente "amén" a esa oración? No creía que Dios
pudiese hacerlo.
Sí, claro, sé que El puede hacer cualquier cosa. Pero hay límites
¿no?, y yo tenía algunos GRANDES "peros..."

La única forma en la que Dios podía contestar esta oración en
particular, era enviándome un paquete de mi tierra natal. Había ya
estado en Africa casi 4 años y nunca jamás recibí un paquete de mi
casa. De todas maneras, si alguien llegara a mandar alguno, ¿quién
iba a poner una bolsa de agua caliente?

A media tarde cuando estaba enseñando en la escuela de enfermeras,
me avisaron que había llegado un auto a la puerta de mi casa. Cuando
llegué el auto ya se había ido, pero en la puerta había un enorme
paquete de once kilos. Se me llenaron los ojos de lágrimas. Por
supuesto, no iba a abrir el paquete yo sola, así que invité a los
chicos del orfanato a que juntos lo abriéramos. La emoción iba en
aumento. Treinta o cuarenta pares de ojos estaban enfocados en la
gran caja. Había vendas para los pacientes del leprosario y los
chicos parecían estar un poco aburridos. Luego saqué una caja con
pasas de uvas variadas, lo que servía para una buena tanda de
panecillos el fin de semana. Volví a meter la mano y sentí... ¿sería
posible?, la agarré y la saqué... ¡Sí, era UNA BOLSA DE AGUA
CALIENTE NUEVA!

Lloré... Yo no le había pedido a Dios que mandase una bolsa de agua
caliente, ni si quiera creía que El podía hacerlo. Ruth estaba
sentada en la primera fila, y se abalanzó gritando: "¡Si Dios mandó
la bolsa, también tuvo que mandar la muñeca!". Escarbó el fondo de
la caja y sacó una hermosa muñequita. A Ruth le brillaban los ojos.

Ella nunca había dudado. Me miró y dijo: "¿puedo ir contigo a
entregarle la muñeca a la niñita para que sepa que Dios la ama de
verdad?". Ese paquete había estado en camino por 5 meses. Lo había
preparado mi antigua escuela dominical, cuya maestra había escuchado
y obedecido la voz de Dios que la impulsó a mandarme la bolsa de
agua caliente, a pesar de estar en el ecuador africano. Y una de las
niñas había puesto una muñequita para alguna niñita africana cinco
meses antes en respuesta a la oración de fe de una niña de 10 años
que la había pedido esa misma tarde.

Esto nos habla de la fuerza que tiene la oración que se hace con fe
y confianza. Y tú ¿tienes esa confianza?... ¿tienes esa actitud de
fe al orar?