Jovenes por siempre, Carmelitas de Corazón, Creciendo juntos. Ecuador en la Mitad del Mundo

martes, enero 25, 2011

Las palabras de los padres


Cómo valerte de la comunicación amorosa y eficaz para incrementar la
autoestima de tu hijo y reducir tus frustraciones al criarlo.

De la misma forma que nuestro mundo tiene problemas con la peligrosa
contaminación, la toxicidad y las armas; así pasa en los hogares.
Con frecuencia nos envenenamos y nos herimos unos a otros con las
palabras que usamos, especialmente a nuestros hijos. Tú puedes
haber crecido con padres que usaban palabras como armas, y esperabas
no hacer lo mismo con tus hijos. Pero probablemente repetirás el
patrón de alguna manera; a menos que seas la transición para romper
los antiguos patrones y desarrollar nuevas normas saludables de
comunicación.

Yo le llamo armas nocivas a aquellas palabras crueles, mordaces,
amargas, degradantes y condenatorias que usamos para herir a
nuestros hijos emocionalmente. Nuestras palabras con frecuencia son
lanzadas como proyectiles verbales para atacar el comportamiento del
niño, la apariencia, la inteligencia, la aptitud o el valor como
persona.

Las palabras que hieren y azotan por dentro son como golpes físicos
que amoratan y laceran la piel. Por eso es que lo llamamos abuso
verbal. Con frecuencia ignoramos el daño que causan nuestras
palabras porque no podemos ver las heridas internas. Incluso cuando
el asalto verbal se detiene, el daño emocional continúa con el niño
en la adultez.

El abuso verbal puede ser directo, abierto y obvio. Por ejemplo he
escuchado a padres llamar en público a sus hijos "estúpidos,
retrasados o inútiles" He oído reprimendas nocivas de los padres
como "tú nunca serás nada" y "¿no puedes hacer nada bien?".

El antídoto para el que señala faltas:
- ¿Cómo puedes tú empezar a cambiar la destrucción de las
palabras y acciones criticonas? Aprendiendo a amar a tus hijos
incondicionalmente.

Algunas directivas para el amor incondicional es recordarte
constantemente a ti mismo que:
- Ellos son niños.
- Tendrán la tendencia a actuar como niños.
- Mucho del comportamiento infantil es desagradable.
- Si hago mi parte como padre o madre y los amo a pesar de su
comportamiento infantil, estarán capacitados para madurar y dejar
sus niñerías.
- Si sólo los amo cuando me agradan y se lo comunico sólo durante
esos momentos, no se sentirán amados genuinamente. En consecuencia
esto les hará inseguros, les dañará su autoestima y realmente les
impedirá avanzar hacia un mejor autocontrol y comportamiento más
maduro. Por consiguiente, su comportamiento y desarrollo es mi
responsabilidad tanto como lo es de ellos.
- Si los amo incondicionalmente, se sentirán bien con ellos
mismos.
- Si sólo los amo cuando cumplen con mis requisitos o
expectativas, se sentirán incompetentes. Creerán que es infructuoso
hacer lo mejor que puedan porque nunca será suficiente.
- Por mi bien como un padre que está haciendo un gran esfuerzo, y
por el bien de mis hijos, yo ruego para que mi amor por ellos sea
tan incondicional como pueda. El futuro de mis hijos depende de este
fundamento.

Desarmando nuestro arsenal verbal:
¿Cómo cambio mis respuestas abusivas a una comunicación instructiva?
- Reconocer que necesitas cambiar.
- Identificar claramente los patrones abusivos que estás
empleando.
- Creer en tu hijo. Enfoca tus recursos en edificar su
autoestima y la confianza en sí mismo. Ayuda a tu hijo a encontrar
sus talentos, ayúdalo a descubrir su singularidad, sus dones y su
potencial. Como resultado, podrás verlo responder de la manera que
tú deseas.

Toda comunicación con nuestros hijos, incluyendo la orientación
constructiva, debe ser educativa. La comunicación instructiva
fomenta una cariñosa y verdadera relación entre padres e hijos. Las
palabras instructivas edifican, apoyan, animan y expresan amor. El
niño con padres que siempre les encuentran defectos, se convierte en
prisionero de sus propios sentimientos negativos. Pero el que crece
en una atmósfera de estímulo, tiene libertad para desarrollarse
emocionalmente y está abierto para experimentar cada nuevo día.

Las palabras de los padres y su asombroso poder
H. Norman Wright
Editorial Unilit

Querido Hijo:

Ámame en la sombra de mis indecisiones mientras trato de adquirir
sabiduría.
Ámame porque trato de tocar la vida dentro del marco de la incertidumbre.
Ámame en el silencio de mis penas y en el ruido de mis confusiones.
Ámame por el sentimiento de mi corazón no por los temores de mi mente.
Ámame mientras persigo mis sueños a veces retrasados por ilusiones.
Ámame mientras llego a conocerme a mi mismo aun durante los tiempos difíciles.
Ámame porque yo busco la armonía de Dios, no la discordia del hombre.
Ámame porque nuestro tiempo juntos será empleado para hacer crecer el mundo en bondad y comprensión.
Ámame con confianza y con esperanza, porque yo te amaré igual.

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