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Jovenes por siempre, Carmelitas de Corazón, Creciendo juntos. Ecuador en la Mitad del Mundo
lunes, enero 31, 2011
Decisiones en la oscuridad
Cierta vez durante el verano, un grupo de excursionistas viajó a la
playa. Cuando llegaron ya había oscurecido debido a muchos
retrasos. Debían caminar 2 kilómetros por la playa hasta el
campamento, pero no llevaban linternas, aún así decidieron caminar
el trecho en medio de la oscuridad.
Llevaban ya cierto trecho recorrido cuando encontraron la saliente
de un río, pero no podían apreciar qué tanto debían atravesar ni qué
tan hondo era. No sabían qué hacer, y aún así se aventuraron a
cruzar a ciegas hasta el otro lado, pero el río era muy profundo y
con una corriente muy fuerte, así que perdieron sus bolsos y todo lo
que llevaban. Continuaron finalmente hasta llegar al campamento.
Al día siguiente volvieron a ver si había quedado algo de sus cosas,
y vieron que apenas unos metros arriba de donde cruzaron había unos
troncos que hacían de puente.
Muchas veces, nos sucede lo mismo. Tomamos decisiones en medio de
problemas, dificultades o angustias, y lo peor es que no pedimos
guía ni ayuda; por este motivo, nos suceden cosas de las cuales
luego nos arrepentimos, generalmente culpando a Dios por ellas. La
mayoría de las veces suele haber un "puente" que Dios nos facilita,
sin embargo, por todo lo que nos rodea no podemos verlo.
"Sé fuerte y valiente, porque tú harás que este pueblo herede la
tierra que les prometí a sus antepasados. Sólo te pido que tengas
mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés
te mandó. No te apartes de ella para nada; sólo así tendrás éxito
dondequiera que vayas. Recita siempre el libro de la ley y medita
en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está
escrito. Así prosperarás y tendrás éxito. Ya te lo he ordenado:
¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el
Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas" Josué 1:6-9.
viernes, enero 28, 2011
La bondad
Gandhi tenía una bondad increíble. Uno de sus discípulos, sentía
envidia de él y quería matarlo. Un día, el maestro estaba paseando
por un camino solitario y desde la cima de una colina, el homicida
deslizó una piedra que rodó por la ladera, pero la piedra se trabó
con un árbol y se detuvo antes de dar en el blanco. Mahatma
reconoció a su agresor, pero no le dijo nada y tampoco lo contó.
Días después, se cruzaron los dos hombres y Gandhi lo saludó con
alegría y respeto. El hombre le preguntó muy sorprendido si no
estaba enojado con él. Gandhi le respondió que no. ¿Puedes decirme
por qué no le has dicho a nadie y cómo has hecho para no enojarte
conmigo?. Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya
el que estaba allí cuando me fue arrojada.
Debido a que varios de sus seguidores le preguntaban cómo hacía para
no reaccionar a las agresiones y a las presiones; un día los reunió
y los llevó a un cementerio. Les pidió que gritaran insultos con
todas sus fuerzas. Luego de hacerlo, les dijo que gritaran
halagos. En el medio de ese campo los hombres parecían un grupo de
locos. Luego se sentaron y les dijo que era necesario aprender de
los muertos. Como ellos, había que ser indiferentes a los insultos
y también a los elogios. De esa indiferencia podía florecer la
bondad.
"Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir
conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven
conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte
a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son
guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no
recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el
Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: "¡Abba!
¡Padre!" El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos
hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios
y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con Él, también
tendremos parte con Él en su gloria" Romanos 8:12-17
jueves, enero 27, 2011
Las tres puertas
Un joven discípulo dijo a un sabio filósofo:
- Maestro, un amigo tuyo estuvo hablando mal de ti.
Espera, le interrumpió el filosofo.
- ¿Ya hiciste pasar lo que vas a contarme por las tres puertas?
El joven preguntó:
- ¿Tres puestas?, ¿Cuáles tres puertas?
- Sí, las tres puertas:
La primera es la verdad
¿Estás seguro que es totalmente cierto lo que vas a decirme?
El discípulo respondió:
- No, lo oí comentar a unos vecinos.
- Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda puerta, la
bondad. Lo que quieres decirme ¿Es bueno para alguien?.
El joven contestó:
- No, al contrario.
- Y la última puerta es la necesidad
¿Es necesario que yo sepa lo que quieres contarme?.
El discípulo aseveró:
- No, no es estrictamente necesario.
- Entonces dijo el sabio sonriendo:
"Si no es verdadero,
ni bueno,
ni necesario,
mejor será olvidarlo para siempre".
"Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues,
como saben, seremos juzgados con más severidad. Todos fallamos
mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona
perfecta, capaz también de controlar todo su cuerpo. Cuando ponemos
freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, podemos
controlar todo el animal. Fíjense también en los barcos. A pesar
de ser tan grandes y de ser impulsados por fuertes vientos, se
gobiernan por un pequeño timón a voluntad del piloto. Así también
la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de
grandes hazañas ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan
pequeña chispa! También la lengua es un fuego, un mundo de maldad.
Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y,
encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de
la vida" Santiago 3:1-6.
miércoles, enero 26, 2011
Una misa para Sucumbíos...!
Amigos y amigas:
Acabo de regresar de la misa que he compartido con Monseñor Gonzalo, en la parroquia del Carmelo y es una experiencia tan profunda que creo que es necesario difundir el regalo tan grande que Dios me ha dado de conocer a este hombre de Dios y a muchos y muchas otras que, desde Sucumbíos, se convierten en regalos de lucha, perseverancia, fe y amor grande a su tierra, a su gente y a este Dios que se manifiesta desde los sencillos.
Hoy he conocido a Santos, un hombre y sacerdote, que desde el primer instante que lo vi supe que hace honor a su nombre. Había escuchado mucho sobre las Comunidades para la Iglesia y para el mundo y solo hasta ahora pude entender la profundidad de esta experiencia de vida. Pensar que en un lugar tan cercano a donde vivo puedan existir sacerdotes, religiosos/as, laicos/as que caminen por la selva o en el mejor de los casos encuentren un vehículo que les lleve a comunidades a donde nadie con "sentido común" iría por la lejanía, me parece una locura. Y mi sorpresa fue mayor cuando, por petición de Monseñor, Santos me contaba que a su cargo tenía 29 comunidades para acompañar... me quedé sin palabras.
Me pregunto: qué motiva a estos hombres y mujeres a hacer esto por casi 30 años (o más) y al mismo tiempo hacerlo no como una gran labor, sino como algo normal en la vida? Bueno, la respuesta vino de estos dos hombres que tenía al frente... "Dios un día me hizo entender que esto es lo que tenía que hacer"...
Se enteraron que hoy día murió Samuel Ruiz o como le llamaban en Chiapas "Don Samuel" (el obispo que mediaba entre el Comandante Marcos y el Gobierno)? Hoy la misa celebrada fue por él... recordando no la muerte, sino celebrando la luz de este hombre, que en palabras de Monseñor Gonzalo cada vez que le querían quitar del obispado, sus sucesores (también muy bien escogidos por la Jerarquía de la Iglesia) terminaban convirtiéndose y continuaban la labor empezada.
Me dio tanta ternura cuando Monseñor Gonzalo terminó esta historia con la frase " ...solo que a él no le mandaron una carta en la que le decían que se fuera en 4 días y es más que se fuera del país, como a mí" y me dio ternura, en lugar de indignación, porque en el rostro de Monseñor había una sonrisa...
Me acordé de la frase del evangelio "Felices los perseguidos por causa mía..... " y me dio alegría y orgullo estar frente a este hombre, que como preparación para la eucaristía pone una silla por cada grupo de ISAMIS y nos dice: "esta es por los sacerdotes diocesanos, esta por las comunidades, esta por los religiosos y religiosas, estas por....", y termina con la silla que está junto a él diciendo: "y esta es la silla en la que se encuentran presentes también los Heraldos y los señores obispos"... si esto no es la presencia de Dios vivo en la Iglesia, entonces no sé lo que es....
Hoy pedimos y agradecimos por las personas de Sucumbios y también por las de todos los lugares del Ecuador y del mundo, que hoy nos unimos para fortalecer la solidaridad con los que hoy están sufriendo y sobretodo para agradecer la presencia de estos hombres y de estas mujeres que sobresalen por su valentía, decisión y entrega.... gracias por Monseñor Gonzalo y por Santos....
Contestando a mi pregunta inicial: creo que lo que motiva a estos hombres y a estas mujeres es solamente el amor... un amor profundo y desinteresado, un amor que nace en la cotidianidad y que se fortalece en el encuentro con aquellos a los que nadie ve....
Como diría Moseñor Gonzalo: "el mundo necesita de corazones valientes" y hoy, y dentro de mi propia reflexión, pienso que el tener un corazón valiente requiere no solo de una solidaridad con aquellos que son víctimas de la injusticia, sino también tener amor por aquellos que las propician y pedir que sea DIos quien actúe en ellos.
María de los Angeles Vaca
martes, enero 25, 2011
Las palabras de los padres
Cómo valerte de la comunicación amorosa y eficaz para incrementar la
autoestima de tu hijo y reducir tus frustraciones al criarlo.
De la misma forma que nuestro mundo tiene problemas con la peligrosa
contaminación, la toxicidad y las armas; así pasa en los hogares.
Con frecuencia nos envenenamos y nos herimos unos a otros con las
palabras que usamos, especialmente a nuestros hijos. Tú puedes
haber crecido con padres que usaban palabras como armas, y esperabas
no hacer lo mismo con tus hijos. Pero probablemente repetirás el
patrón de alguna manera; a menos que seas la transición para romper
los antiguos patrones y desarrollar nuevas normas saludables de
comunicación.
Yo le llamo armas nocivas a aquellas palabras crueles, mordaces,
amargas, degradantes y condenatorias que usamos para herir a
nuestros hijos emocionalmente. Nuestras palabras con frecuencia son
lanzadas como proyectiles verbales para atacar el comportamiento del
niño, la apariencia, la inteligencia, la aptitud o el valor como
persona.
Las palabras que hieren y azotan por dentro son como golpes físicos
que amoratan y laceran la piel. Por eso es que lo llamamos abuso
verbal. Con frecuencia ignoramos el daño que causan nuestras
palabras porque no podemos ver las heridas internas. Incluso cuando
el asalto verbal se detiene, el daño emocional continúa con el niño
en la adultez.
El abuso verbal puede ser directo, abierto y obvio. Por ejemplo he
escuchado a padres llamar en público a sus hijos "estúpidos,
retrasados o inútiles" He oído reprimendas nocivas de los padres
como "tú nunca serás nada" y "¿no puedes hacer nada bien?".
El antídoto para el que señala faltas:
- ¿Cómo puedes tú empezar a cambiar la destrucción de las
palabras y acciones criticonas? Aprendiendo a amar a tus hijos
incondicionalmente.
Algunas directivas para el amor incondicional es recordarte
constantemente a ti mismo que:
- Ellos son niños.
- Tendrán la tendencia a actuar como niños.
- Mucho del comportamiento infantil es desagradable.
- Si hago mi parte como padre o madre y los amo a pesar de su
comportamiento infantil, estarán capacitados para madurar y dejar
sus niñerías.
- Si sólo los amo cuando me agradan y se lo comunico sólo durante
esos momentos, no se sentirán amados genuinamente. En consecuencia
esto les hará inseguros, les dañará su autoestima y realmente les
impedirá avanzar hacia un mejor autocontrol y comportamiento más
maduro. Por consiguiente, su comportamiento y desarrollo es mi
responsabilidad tanto como lo es de ellos.
- Si los amo incondicionalmente, se sentirán bien con ellos
mismos.
- Si sólo los amo cuando cumplen con mis requisitos o
expectativas, se sentirán incompetentes. Creerán que es infructuoso
hacer lo mejor que puedan porque nunca será suficiente.
- Por mi bien como un padre que está haciendo un gran esfuerzo, y
por el bien de mis hijos, yo ruego para que mi amor por ellos sea
tan incondicional como pueda. El futuro de mis hijos depende de este
fundamento.
Desarmando nuestro arsenal verbal:
¿Cómo cambio mis respuestas abusivas a una comunicación instructiva?
- Reconocer que necesitas cambiar.
- Identificar claramente los patrones abusivos que estás
empleando.
- Creer en tu hijo. Enfoca tus recursos en edificar su
autoestima y la confianza en sí mismo. Ayuda a tu hijo a encontrar
sus talentos, ayúdalo a descubrir su singularidad, sus dones y su
potencial. Como resultado, podrás verlo responder de la manera que
tú deseas.
Toda comunicación con nuestros hijos, incluyendo la orientación
constructiva, debe ser educativa. La comunicación instructiva
fomenta una cariñosa y verdadera relación entre padres e hijos. Las
palabras instructivas edifican, apoyan, animan y expresan amor. El
niño con padres que siempre les encuentran defectos, se convierte en
prisionero de sus propios sentimientos negativos. Pero el que crece
en una atmósfera de estímulo, tiene libertad para desarrollarse
emocionalmente y está abierto para experimentar cada nuevo día.
Las palabras de los padres y su asombroso poder
H. Norman Wright
Editorial Unilit
Querido Hijo:
Ámame en la sombra de mis indecisiones mientras trato de adquirir sabiduría.
Ámame porque trato de tocar la vida dentro del marco de la incertidumbre.
Ámame en el silencio de mis penas y en el ruido de mis confusiones.
Ámame por el sentimiento de mi corazón no por los temores de mi mente.
Ámame mientras persigo mis sueños a veces retrasados por ilusiones.
Ámame mientras llego a conocerme a mi mismo aun durante los tiempos difíciles.
Ámame porque yo busco la armonía de Dios, no la discordia del hombre.
Ámame porque nuestro tiempo juntos será empleado para hacer crecer el mundo en bondad y comprensión.
Ámame con confianza y con esperanza, porque yo te amaré igual.
lunes, enero 24, 2011
OLA REACCIONARIA
Si a un amanuense de comisaría que ha trabajado allí por cuatro décadas le dijeran de pronto que le habían aceptado una renuncia presentada dos años antes, que tenía cinco días para retirar sus cosas y despedirse de la gente; que debía dejar la ciudad sin permitir que se le hiciera una adecuada despedida; pensaríamos que se trata de un atropello que ya no sucede entre nosotros.
Pero lo verdad es que sucedió. Y no con un amanuense sino con un obispo. Monseñor Gonzalo López Marañón, prelado de Sucumbíos fue lanzado a la calle de la manera descrita, por el Señor Nuncio que cumplía disposiciones del Vaticano.
Gonzalo López Marañón es un sacerdote carmelita español que vino al Ecuador hace cuarenta años y desde entonces adoptó a nuestro país como suyo. Ha vivido como misionero en Sucumbíos, donde fue designado obispo. Ha acompañado el desarrollo de lo que hoy es la provincia desde cuando, antes del petróleo, allí vivían las comunidades indígenas y unos pocos colonos. Y sobre todo, se ha comprometido con esa gente, que considera suya.
Hacer Sucumbíos no ha sido fácil para sus habitantes. Nada han conseguido sin organización y lucha, desde los servicios públicos y las carreteras, hasta ser tratados como ecuatorianos con derechos. Y en todo ese proceso los ha acompañado su obispo, que lideró la construcción de una iglesia hecha de gente comprometida.
En esa zona fronteriza que es la más conflictiva del país, la defensa de la vida y los derechos humanos ha generado enfrentamientos con la violencia que viene de Colombia, con las autoridades, con los militares, con las petroleras y con la delincuencia. No es raro, por ello, que los poderes de este mundo y los del otro, vieran a López Marañón como peligroso, como un cura de la liberación, de los que el Vaticano ha perseguido en toda Latinoamérica.
Pero el desaire al obispo no es lo más grave. Lo peor es que el Vaticano ha encargado la misión de Sucumbíos a una secta de fanáticos extremistas. Muy oportuna va a ser su actividad donde la violencia hace su agosto. No es casual, por ello, que el propio Nuncio haya presidido el virtual desalojo, asistido del obispo Arregui, siempre dispuesto a cumplir con entusiasmo las odiosas tareas del fanatismo.
Tampoco es casual que la gente de Sucumbíos, especialmente las organizaciones eclesiales de mujeres, respaldaran a su prelado y defendieran su acción cristiana, aunque se toparon con los desplantes y la soberbia del delegado papal, bien entrenado para ejercer de escriba y sumo sacerdote.
Para el año nuevo tenemos instalada en Sucumbíos a una caterva de “heraldos” del oscurantismo y su ola reaccionaria, a vista y presencia de un gobierno que se declara progresista, y a un pueblo cristiano que seguirá defendiendo su compromiso con la gente, con el ejemplo de su verdadero pastor.
El obispo de Sucumbíos fue retirado de mala manera de su puesto pastoral y remplazado por una secta de fanáticos.
Enrique Ayala Mora
Para ti, hijo
Una vez conversando con mi pequeño hijo de 10 años, recordé las
palabras sabias de mi madre que decía: "Mi amor por ti es tan
grande, que quiero que mires tu vida de la siguiente manera: ¿Ves
este libro con sus hojas en blanco?, esa es tu vida, la cual
escribirás día a día."
Hijo mío, depende de ti que en esas páginas sean escritas las
historias más grandes, profundas, y sinceras, y que hablen de la
grandeza de tu corazón y espíritu. Tú serás el autor de ese libro
porque llevará tu firma y sello. Debes intentar que allí sólo
queden plasmadas, las proezas de grandes héroes que lucharon y
batallaron por convertirse en hombres de bien, que ayudan a todo
aquel que necesita de una mano amiga de manera desinteresada, sin
esperar ninguna recompensa a cambio. Ese es el héroe, el gran
hombre, del que te estoy hablando. Por eso amado hijo, elige
siempre el camino del bien, aunque sea más escabroso y difícil.
Para que esas páginas llenen de orgullo a los que vienen detrás de
ti.
Quizás no seas tú quien reciba, halagos, ni agradecimientos, pero
ciertamente te diré que se hablará mucho de ti y quizás sean los
hijos de tus hijos quienes sigan escuchando lo maravilloso de tu
corazón. Esas huellas que dejarás, serán la guía que llevarán a tus
hijos por el mismo camino. Nunca olvides que cada día, cada hora,
cada minuto y segundo que respiras, se lo debes al ser supremo más
grande del universo llamado Dios.
Agradece diariamente por todas las bendiciones recibidas, por todos
los triunfos obtenidos, y también por los fracasos, ya que ellos te
servirán para moldear tu carácter y corregir tus errores. Por eso
cada mañana le pido a Dios que me ayude a ser bueno y cada día
mejor, porque mi pequeño hijo quiere parecerse a mí.
"Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por
sus reprensiones. Porque el Señor disciplina a los que ama, como
corrige un padre a su hijo querido" Proverbios 3:11-12
"El hijo sabio alegra a su padre; el hijo necio menosprecia a su
madre" Proverbios 15:20
"La corona del anciano son sus nietos; el orgullo de los hijos son
sus padres"Proverbios 17:6
palabras sabias de mi madre que decía: "Mi amor por ti es tan
grande, que quiero que mires tu vida de la siguiente manera: ¿Ves
este libro con sus hojas en blanco?, esa es tu vida, la cual
escribirás día a día."
Hijo mío, depende de ti que en esas páginas sean escritas las
historias más grandes, profundas, y sinceras, y que hablen de la
grandeza de tu corazón y espíritu. Tú serás el autor de ese libro
porque llevará tu firma y sello. Debes intentar que allí sólo
queden plasmadas, las proezas de grandes héroes que lucharon y
batallaron por convertirse en hombres de bien, que ayudan a todo
aquel que necesita de una mano amiga de manera desinteresada, sin
esperar ninguna recompensa a cambio. Ese es el héroe, el gran
hombre, del que te estoy hablando. Por eso amado hijo, elige
siempre el camino del bien, aunque sea más escabroso y difícil.
Para que esas páginas llenen de orgullo a los que vienen detrás de
ti.
Quizás no seas tú quien reciba, halagos, ni agradecimientos, pero
ciertamente te diré que se hablará mucho de ti y quizás sean los
hijos de tus hijos quienes sigan escuchando lo maravilloso de tu
corazón. Esas huellas que dejarás, serán la guía que llevarán a tus
hijos por el mismo camino. Nunca olvides que cada día, cada hora,
cada minuto y segundo que respiras, se lo debes al ser supremo más
grande del universo llamado Dios.
Agradece diariamente por todas las bendiciones recibidas, por todos
los triunfos obtenidos, y también por los fracasos, ya que ellos te
servirán para moldear tu carácter y corregir tus errores. Por eso
cada mañana le pido a Dios que me ayude a ser bueno y cada día
mejor, porque mi pequeño hijo quiere parecerse a mí.
"Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por
sus reprensiones. Porque el Señor disciplina a los que ama, como
corrige un padre a su hijo querido" Proverbios 3:11-12
"El hijo sabio alegra a su padre; el hijo necio menosprecia a su
madre" Proverbios 15:20
"La corona del anciano son sus nietos; el orgullo de los hijos son
sus padres"Proverbios 17:6
viernes, enero 21, 2011
Gotitas de amor
Había un incendio en un gran bosque de bambú; el incendio formaba
llamaradas impresionantes, de una altura extraordinaria. Una
pequeña ave, muy pequeñita, fue al río, mojó sus alas y regresó
sobre el gran incendio, y las empezó a agitar para apagarlo; y
volvía a regresar y volvía a ir una y otra vez; y los sabios que la
observaban, sorprendidos la mandaron a llamar y le dijeron:
- Oye, ¿por qué estás haciendo eso? Cómo es posible? Cómo crees
que con esas gotitas de agua puedas tú apagar un incendio de tales
dimensiones? Date cuenta: No lo vas a lograr.
El ave humildemente contestó:
- ¡El bosque me ha dado tanto, le amo tanto, yo nací en él! Este
bosque me ha enseñado lo importante que es la naturaleza, este
bosque me ha dado todo, este bosque es mi origen... ¡es mi hogar! y
voy a morir lanzando gotitas de agua, aunque no lo pueda apagar.
Los sabios entendieron lo que hacía la pequeña ave y le ayudaron a
apagar el incendio; ella no estaba derramando solamente gotas de
agua... ella estaba derramando ¡gotas de amor!
"No subestimes una gota: millones de ellas forman un océano".
Cada gotita de agua apacigua un incendio.
Cada acción que con amor y entusiasmo emprendamos, se verá reflejado
en un mejor mañana.
Todo acto que con amor realizamos, regresa a nosotros multiplicado.
"Porque tanto amó Dios al mundo, que dia a su Hijo unigénito, para
que todo el que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida
eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo,
sino para salvarlo por medio de Él. El que cree en Él no es
condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído
en el nombre del Hijo unigénito de Dios. Ésta es la causa de la
condenación: que la luz vino al mundo, pero la humanidad prefirió
las tinieblas a la luz, porque sus hechos eran perversos" Juan 3:16-
19.
jueves, enero 20, 2011
Reglas de oro
Nunca estén los dos enojados al mismo tiempo.
Nunca se griten el uno al otro, a menos que la casa esté en llamas.
Si uno de los dos tiene que ganar una discusión, deja que sea tu pareja.
Si tienes que criticar, hazlo con amor.
Nunca recuerdes errores del pasado.
Sé negligente con todo el mundo, antes que con tu pareja.
Nunca te retires a dormir con un desacuerdo sin resolver.
Por lo menos una vez cada día trata de decirle algo agradable a tu
pareja.
Cuando te equivoques, admítelo y pide perdón. Se necesitan dos para
formar una disputa, y el que está equivocado es el que más habla.
"Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo. Esposas,
sométanse a sus propios esposos como al Señor. Porque el esposo es
cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la
iglesia, la cual es su cuerpo. Así como la iglesia se somete a
Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo.
Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se
entregó por ella para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con
agua mediante la palabra, para presentársela a sí mismo como una
iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección,
sino santa e intachable. Así mismo el esposo debe amar a su esposa
como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo,
pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; al contrario, lo
alimenta y lo cuida, así como Cristo hace con la iglesia, porque
somos miembros de su cuerpo. En todo caso, cada uno de ustedes ame
también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su
esposo" Efesios 5:21-33.
martes, enero 18, 2011
Dejar la puerta abierta
Cuando uno de los miembros de la pareja deja de amar y decide
alejarse, hay una persona que siente un gran dolor, y que siente el
peso de la pérdida de una manera diferente. Esta persona es la que
sigue amando, la que no puede comprender o, que si bien comprende lo
que sucede, no lo entiende o se niega a entenderlo. De pronto debe
asumir su vida, su pena, y elaborar el duelo. Es ahí cuando
empezamos a comprender que a veces no podemos tener todo lo que
queremos, y que la vida, o el mundo no era como lo imaginamos.
Soñamos con una vida en pareja, siempre sintiéndonos amados y
amando, en terminar nuestra vida al lado de la persona amada, y así
de sueño en sueño, un día nos despertamos ante esa realidad: Ya no
nos aman, y nos llenamos de preguntas sin respuestas: ¿por qué?
¿cuándo?
Amar implica correr ese riesgo, y cuando se ama de verdad se sufre.
Ante la pérdida debemos tratar de elaborar el duelo, y poco a poco
lograr separarnos de lo que ya no está. Si no aprendemos a soltar,
si no dejamos ir, si el apego puede más que nosotros y nos quedamos
ahí atados, pegados a esos sueños, a esas fantasías, a esas
ilusiones; el dolor crecerá sin parar y día a día nuestra tristeza,
y nuestro sufrimiento serán los compañeros de ruta, de una ruta
hacia la depresión, la falta de incentivo, y la falta de vida.
Cuesta soltar aquello que amamos, duele sentir que ya no somos
amados, pero en ese dolor estamos creciendo y madurando y si
aprendemos a soltar estamos dejando atrás una parte de nuestra
historia y empezamos a abrirnos a lo diferente, a lo desconocido.
Dejar ir es la clave, no es fácil, no es simple, y duele. Pero la
vivencia normal de una pérdida tiene que ver justamente con animarse
a vivir los duelos, con permitirse padecer el dolor como parte del
camino. Y digo dolor y no el sufrimiento, porque sufrir es
resignarse a quedarse amorosamente apegado a la pena.
"Quiero poder abrir la mano y soltar lo que hoy ya no está, lo que
hoy ya no sirve, lo que hoy no es para mí, lo que hoy no me
pertenece. No quiero retenerte, no quiero que te quedes conmigo
porque yo no te dejo ir. No quiero que hagas nada para quedarte más
allá de lo que quieras. Mientras yo deje la puerta abierta voy a
saber que estás acá porque te quieres quedar, porque si te quisieras
ir, ya te habrías ido..."
"Por tanto hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor.
Miren cómo espera el agricultor a que la tierra dé su precioso fruto
y con qué paciencia aguarda las temporadas de lluvia. Así también
ustedes, manténganse firmes y aguarden con paciencia la venida del
Señor, que ya se acerca. No se quejen unos de otros, hermanos, para
que no sean juzgados. ¡El juez ya está a la puerta!" Santiago 5:7-
9.
lunes, enero 17, 2011
Compartir las semillas
Un hombre tenía un sembrado de flores bellísimas. Cada día, de su
cultivo salían centenares de paquetes para vender a la ciudad con
las flores más bellas y fragantes que nadie pudiera conocer. Este
hombre, cada año ganaba el premio a las flores más grandes y de
mejor calidad y como era de esperarse, era la admiración de todos en
la región.
Un día, se acercó a él un periodista de un importante medio de
comunicación para preguntarle el secreto de su éxito, y el hombre
contestó:
- Mi éxito se lo debo a que de cada cultivo saco las mejores
semillas y las comparto con mis vecinos, para que ellos también las
siembren.
- ¿Cómo? -dijo el periodista- pero eso es una locura-. ¿Por qué
comparte su mejor semilla con sus vecinos, si usted también entra al
mismo concurso año tras año? ¿Acaso no teme que sus vecinos se
hagan famosos como usted y le quiten su importancia?
Verá usted señor, dijo el floricultor:
- El viento lleva el polen de las flores de un sembrado a otro.
Si mis vecinos cultivaran un semilla de calidad inferior, la
polinización cruzada degradaría constantemente la calidad de mis
flores. Si deseo cultivar las mejores y más bellas flores, debo
ayudar a que mi vecino también lo haga.
Lo mismo ocurre con otras situaciones de nuestra vida. Quienes
quieren lograr el éxito, deben ayudar a que sus vecinos también
tengan éxito. Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los
demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas
que toca. Y quienes optan por ser felices, deben ayudar a que otros
encuentren la felicidad, porque el bienestar de cada uno se halla
unido al bienestar de todos los demás.
Es necesario compartir nuestras mejores semillas de cualidades y
virtudes para obtener una excelente cosecha que se verá reflejada en
una mejor sociedad.
"Por eso yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que
vivan de una manera digna del llamamiento que han recibido, siempre
humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor.
Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo
de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también
fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una sola fe, un
solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y
por medio de todos y en todos" Efesios 4:1-6.
jueves, enero 13, 2011
Nunca digas
Nunca digas todo lo que sabes,
nunca hagas todo lo que puedes,
nunca creas todo lo que oyes,
nunca gastes todo lo que tienes,
nunca juzgues todo lo que ves...
Porque quien dice todo lo que sabe,
hace todo lo que puede,
cree todo lo que oye,
gasta todo lo que tiene,
y juzga todo lo que ve...
Un día dirá lo que no conviene,
hará lo que no debe,
creerá lo que no es,
gastará lo que no puede,
y juzgará lo que no es...
"Hijo mío, si tu corazón es sabio, también mi corazón se regocijará;
en lo íntimo de mi ser me alegraré cuando tus labios hablen con
rectitud. No envidies en tu corazón a los pecadores; más bien,
muéstrate siempre celoso en el temor del Señor. Cuentas con una
esperanza futura, la cual no será destruida. Hijo mío, presta
atención y sé sabio; mantén tu corazón en el camino recto. No te
juntes con los que beben mucho vino, ni con los que se hartan de
carne, pues borrachos y glotones, por su indolencia, acaban
harapientos y en la pobreza. Escucha a tu padre que te engendró y
no desprecies a tu madre cuando sea anciana. Adquiere la verdad y
la sabiduría, la disciplina y el discernimiento, ¡y no los vendas!"
Proverbios 23:15-23
martes, enero 11, 2011
Las 2 piedrecitas
Había dos piedrecitas que vivían en medio de otras, en el lecho de
un torrente. Se distinguían entre todas porque eran de un intenso
color azul. Cuando les llegaba el sol, brillaban como dos pedacitos
de cielo caídos al agua. Ellas conversaban en lo que serían cuando
alguien las descubriera: "Acabaremos en la corona de una reina" se
decían.
Un día por fin, fueron recogidas por una mano humana. Varios días
estuvieron sofocándose en diversas cajas, hasta que alguien las tomó
y oprimió contra una pared, igual que a otras, introduciéndolas en
un lecho de cemento pegajoso. Lloraron, suplicaron, insultaron,
amenazaron, pero dos golpes de martillo las hundieron todavía más en
aquel cemento. A partir de entonces, sólo pensaban en huir.
Hicieron amistad con un hilo de agua que de vez en cuando corría por
encima de ellas y le decían:
- Fíltrate por debajo de nosotras y arráncanos de esta maldita
pared.
Así lo hizo el hilo de agua, y al cabo de unos meses las piedrecitas
ya bailaban un poco en su lecho. Finalmente en una noche húmeda,
las dos piedrecitas cayeron al suelo y yaciendo en la tierra echaron
una mirada a lo que había sido su prisión. La luz de la luna
iluminaba un espléndido mosaico. Miles de piedrecitas de oro y de
colores formaban una figura Divina. Pero en el rostro de aquel
Señor había algo raro, estaba ciego; sus ojos carecían de pupilas.
Las dos piedrecitas comprendieron. Ellas eran las pupilas de Dios.
Al amanecer, el guardián distraído tropezó con algo extraño en el
suelo; en la penumbra, pasó la escoba y las echó al cubo de basura.
Dios tiene un plan maravilloso para cada uno de nosotros, y a veces
no lo entendemos. Y por hacer nuestra propia obra, malogramos lo
que Él había trazado para nosotros. Nosotros somos "las niñas de
los ojos" de Dios. Él nos necesita para que, a nombre suyo,
nosotros podamos llevar el amor al mundo.
"Cristo es la piedra viva, rechazada por los seres humanos pero
escogida y preciosa ante Dios. Al acercarse a Él, también ustedes
son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa
espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para
ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de
Jesucristo. Así dice la Escritura:
-Miren que pongo en Sión una piedra principal escogida y preciosa, y
el que confíe en ella no será jamás defraudado.-
Para ustedes los creyentes, esta piedra es preciosa; pero para los
incrédulos,
-la piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la
piedra angular-.
Y también:
-una piedra de tropiezo y una roca que hace caer.-
Tropiezan al desobedecer la palabra, para lo cual estaban
destinados. Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio,
nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las
obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz
admirable" 1 Pedro 2:4-9.
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