Jovenes por siempre, Carmelitas de Corazón, Creciendo juntos. Ecuador en la Mitad del Mundo

miércoles, noviembre 24, 2010

Haciendo realidad los sueños


La madre de 26 años se quedó absorbida mirando a su hijo que moría
de leucemia terminal. Aunque su corazón estaba agobiado por la
tristeza, también ella tenía un fuerte sentido de determinación.
Como cualquier madre, deseaba que su hijo creciera y realizara todos
sus sueños. Pero ahora eso no era posible para su hijo. La
leucemia no se lo permitiría. Pero aún así, ella todavía quería que
los sueños de su hijo se realizaran. Ella tomó la mano de su hijo y
le preguntó:
- Billy, ¿alguna vez pensaste en lo que querías ser cuando
crecieras?, ¿Soñaste alguna vez o pensaste en lo que harías con tu
vida?.
- Mami, siempre quise ser un bombero cuando creciera.
La madre le sonrió y dijo:
- Veamos si podemos hacer realidad tu sueño.

Ese día, más tarde, ella se dirigió a la Estación de Bomberos de su
ciudad. Allí conoció al bombero Bob, un hombre con un corazón muy
grande. Ella le explicó el último deseo de su hijo de seis años y
le preguntó si era posible darle un paseo alrededor de la cuadra en
un camión bombero.
El bombero Bob le dijo:
- Mire, podemos hacer algo mejor que eso. Tenga a su hijo listo
mañana a las 7 de la mañana y lo haremos un "Bombero Honorario"
durante todo el día. Él puede venir con nosotros aquí a la
estación, comer con nosotros, y salir con nosotros cuando recibamos
llamadas de incendios. Y si usted nos da sus medidas, le
conseguiremos un verdadero uniforme de bombero, con un verdadero
sombrero que lleve el emblema de nuestra estación de bomberos. No
uno de juguete, sino el emblema amarillo que nosotros llevamos y sus
botas de hule.

Tres días más tarde el bombero Bob recogió a Billy, le puso su
uniforme de bombero y lo condujo desde la cama del hospital hasta el
carro de bomberos. Billy tuvo se sentó en la parte de atrás del
carro y ayudó a conducirlo de regreso a la estación. Se sentía como
en el cielo. Hubo tres llamadas ese día y Billy pudo salir en las
tres ocasiones, en tres carros diferentes. Fue en el microbús, en
el de paramédicos y también en el carro del jefe de bomberos.
También le tomaron vídeos para las noticias locales de televisión.

Habiendo hecho realidad su sueño y con todo el amor y la atención
que le fue dada, Billy fue tocado tan profundamente en su corazón,
que logró vivir tres meses más de lo que cualquier médico pensó que
viviría.

Una noche todas sus señales vitales comenzaron a decaer
dramáticamente y la jefe de enfermería, que creía en el concepto de
que nadie debe morir solo, comenzó a llamar a los miembros de la
familia para que vinieran al hospital. Luego recordó el día en que
Billy había pasado como si fuera un bombero, así que llamó al jefe
de la estación y le preguntó si era posible que enviara a
un "bombero" uniformado al hospital para que estuviera con Billy
mientras entregaba su alma.
El jefe de bomberos le dijo:
- Haremos algo mejor. Estaremos allí en cinco minutos. ¿Me hará
un favor? Cuando oigan las sirenas sonando y las luces
centelleando, ¿podría anunciar por los altoparlantes que no hay
ningún incendio, sino que es el departamento de bomberos que va a
ver a uno de sus más ilustres miembros una vez más?. Y por favor,
¿podría abrir la ventana de su cuarto?.

Como cinco minutos más tarde, el carro bombero llegó al hospital, y
extendió la escalera hasta el tercer piso donde estaba la ventana
abierta del cuarto de Billy. 16 bomberos subieron por ella y
entraron al cuarto. Cada uno de ellos lo abrazó y lo arrulló
diciéndole cuánto lo amaba. Con su aliento agonizante, Billy miró
al jefe de los bomberos y le dijo:
- Jefe, ¿soy verdaderamente un bombero ahora?
El Jefe le respondió:
- Sí, Billy, lo eres.

Con esas palabras, Billy sonrió y cerró sus ojos por última vez.

Los seres humanos necesitamos el amor
de Dios manifestado a través
de nuestros semejantes.


"Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las
manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron. Pero
Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis;
porque de los tales es el reino de los cielos. Y habiendo puesto
sobre ellos las manos, se fue de allí". Mateo 19:13-15.

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