Jovenes por siempre, Carmelitas de Corazón, Creciendo juntos. Ecuador en la Mitad del Mundo

lunes, abril 04, 2011

Mejor...


Al triste, no le preguntes la historia de su desgracia...
Mejor dile que en ti tiene un amigo.

Al que llora, no le escudriñes el origen de su llanto...
Mejor dile que tu tienes un hombro, un pañuelo, una sonrisa.

Al que anda tambaleante por la vida, no le analices por qué no ha
llegado nunca a ninguna parte...
Mejor dile que tú tienes una luz, un consejo, y un bastón por si
llegara a necesitarlos.

Al que anda sin templo, y sin oración, no le preguntes por qué es un
descreído...
Mejor enséñale de Dios, y mételo en el secreto de tu plegaria.

A esos que hacen un caos de su vida, no les preguntes qué causa su
confusión...
Mejor enséñales el rastro sosegado de la fe, y el fluir constante de
tu serenidad.

Al que anda dolido y agotado con su cruz, no le preguntes por qué le
pesa tanto...
Mejor ponlo en posición de que Dios se irradie sobre él, y poco a
poco le irá llegando su luz.

Al que se resiste a seguir, y se siente vencido, no le andes por las
normas, las deducciones y los raciocinios...
Mejor dale la mano, y dile: "¡Voy contigo!"

No le preguntes a cada uno su necesidad...
Mejor demuéstrales que hay un Dios... hay una oración... ¡¡Y hay un
milagro!!

"Queridos hermanos, no se extrañen del fuego de la prueba que están
soportando, como si fuera algo insólito. Al contrario, alégrense de
tener parte en los sufrimientos de Cristo, para que también sea
inmensa su alegría cuando se revele la gloria de Cristo. Dichosos
ustedes si los insultan por causa del nombre de Cristo, porque el
glorioso Espíritu de Dios reposa sobre ustedes. Que ninguno tenga
que sufrir por asesino, ladrón o delincuente, ni siquiera por
entrometido. Pero si alguno sufre por ser cristiano, que no se
avergüence, sino que alabe a Dios por llevar el nombre de Cristo.
Porque es tiempo de que el juicio comience por la familia de Dios; y
si comienza por nosotros, ¡cuál no será el fin de los que se rebelan
contra el evangelio de Dios! -Si el justo a duras penas se salva,
¿qué será del impío y del pecador?- Así pues, los que sufren según
la voluntad de Dios, entréguense a su fiel Creador y sigan
practicando el bien" 1 Pedro 4:12-19.

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