Battambang, 25.02.2011
Es hora de despedirme de Camboya. Hace pocos días hemos terminado el número 76 e ultimo puente en este país.
Como escribí en la carta de despedida al Primer Ministro Hun Sen, “no tengo planes de continuar construyendo puentes adicionales en el país, también porque puedo ver que su gobierno está poniendo en servicio muchos puentes vehiculares en muchos lugares y que nuestro tipo de puente colgante ya no es tan necesario.
[…] Gracias de todo corazón por habernos permitido ser útiles a la gente.”
Él tal vez no lo sepa, pero cuando hace 10 años me abrió la puerta a Camboya, ésta dio paso hacia otras cuatro naciones de la comunidad ASEAN: Vietnam, Laos, Myanmar e Indonesia.
Como siempre, es un poco triste decir adiós a un equipo con el cual hemos vivido tantos momentos impresionantes. Ahora cada uno de estos humildes soldadores y mecánicos empieza un nuevo capítulo en su vida. Claro que mantendremos el contacto, y aún después de varios años ellos estarán listos para responder al llamado de los campesinos camboyanos en caso de que sus puentes necesiten una reparación.
Entre otras buenas razones es justamente por eso que prefiero entrenar a colegas locales y trabajar con ellos: ellos se quedan en su país, al igual que los puentes.
Mañana tomaré un bus hacia la frontera y saldré del Reino de Camboya. Además de mis dos bolsos al hombro, llevaré unos tesoros más conmigo: En mi corazón, amistades y recuerdos imborrables. En mi espíritu, gratitud por el sendero caminado. En mi cuerpo, huellas del precio a pagar. Pero un precio insignificante comparado con el servicio brindado a 200’000 campesinos no más en ese país. Y mientras estaré pasando por el puente fronterizo saliendo del Reino, mis labios susurrarán un gracias a todos quienes han contribuido para hacer realidad estos 76 puentes aquí.
System by: toni.ruttimann@ti-edu.ch
(Gracias Serafín)
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