Jovenes por siempre, Carmelitas de Corazón, Creciendo juntos. Ecuador en la Mitad del Mundo

miércoles, diciembre 22, 2010

Que yo no pierda


Que Dios no permita que yo pierda el romanticismo, aún sabiendo que
las rosas no hablan...

Que yo no pierda el optimismo, aún sabiendo que el futuro que nos
espera puede no ser tan alegre...

Que yo no pierda la voluntad de vivir, aún sabiendo que la vida es,
en muchos momentos, dolorosa...

Que yo no pierda la voluntad de tener grandes amigos; aún sabiendo
que, con las vueltas del mundo, ellos se van de nuestras vidas...

Que yo no pierda la voluntad de ayudar a las personas, aún sabiendo
que muchas de ellas son incapaces de ver, reconocer y retribuir,
esta ayuda...

Que yo no pierda el equilibrio, aún sabiendo que muchas fuerzas
quieran que yo caiga...

Que yo no pierda la voluntad de amar, aún sabiendo que la persona
que yo más amo, pueda no sentir el mismo sentimiento por mí...

Que yo no pierda la luz y el brillo en la mirada, aún sabiendo que
muchas cosas que veré en el mundo, oscurecerán mis ojos...

Que yo no pierda la garra, aún sabiendo que la derrota y la pérdida
son dos adversarios sumamente peligrosos...

Que yo no pierda la razón, aún sabiendo que las tentaciones de la
vida son muchas y deliciosas...

Que yo no pierda el sentimiento de justicia, aún sabiendo que el
perjudicado pueda ser yo...

Que yo no pierda mi abrazo fuerte, aún sabiendo que un día mis
brazos estarán débiles...

Que yo no pierda la belleza y la alegría de ver, aún sabiendo que
muchas lágrimas brotarán de mis ojos y correrán por mi alma...

Que yo no pierda el amor por mi familia, aún sabiendo que ella
muchas veces, me exigirá esfuerzos increíbles para mantener la
armonía...

Que yo no pierda la voluntad de donar este enorme amor que existe en
mi corazón, aún sabiendo que muchas veces él será rechazado...

Que yo no pierda la voluntad de ser grande, aún sabiendo que el
mundo es pequeño...

Y encima de todo...

Que yo jamás me olvide que ¡Dios me ama infinitamente! Que un
pequeño grano de alegría y esperanza dentro de cada uno es capaz de
cambiar y transformar cualquier cosa, pues ¡la vida es construida en
los sueños y realizada en el amor!

¿De qué nos sirve vivir, sino sabemos respirar? ¿De qué nos sirve
soñar, sino somos capaces de hacer realidad nuestros sueños?

"Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente
recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de
haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que Él ha prometido.
Pues dentro de muy poco tiempo, -el que ha de venir vendrá, y no
tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no
será de mi agrado- Pero nosotros no somos de los que se vuelven
atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y perseveran
su vida" Hebreos 10:35-39

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