Jovenes por siempre, Carmelitas de Corazón, Creciendo juntos. Ecuador en la Mitad del Mundo

martes, diciembre 07, 2010

El dolor no deforma, ¡Transforma!


Valió la pena sufrir dolores de parto, cuando al final se sostiene
entre las manos una nueva vida que el existir de la madre, ha
transformado. Y el dolor que se experimenta en las pequeñas caídas
cuando se dan los primeros pasos, se convierte en triunfo al lograr
afianzar el caminar, luego poder correr, y quizás hasta en sueños
volar.

Un fracaso asumido con madurez, puede en un principio doler; pero al
superarlo, el alma se logra fortalecer; y más valiente se hace el
ser humano ante cualquier reto que se le presente o ante los
diferentes momentos que en su vida pueda tener.

Los padres que tienen un hijo especial, sienten un dolor tan grande
desde el primer momento, que pueden llegar a sentirse frustrados y
pensar que no lo podrán superar; pero con el tiempo y asumido desde
la fe, ese ser que en un comienzo causó dolor, se llegará a
convertir en el más grande amor, y les enseñará a descubrir lo que
realmente en la vida tiene valor.

El perder a un ser querido deja el corazón destruido, hasta que se
logra ver la muerte desde los ojos de Dios, y el dolor se transforma
en esperanza. Esta tristeza que deja el vacío, nos enseña a valorar
a quienes a nuestro lado han quedado, y que también son seres amados.

Si careces de algo, valoras más lo que tienes. Si sufres por
alguien, llegas a amarlo más. Si escoges el camino difícil, te
haces más fuerte. Si experimentas de cerca la muerte, aprendes a
amar más la vida. Si caes, adquieres destreza en levantarte, porque
el dolor no deforma, sino que transforma.

El dolor no deforma sino que ¡transforma!; es una gran verdad y eso
lo sustentan quienes al sufrir, sienten que han crecido y se han
fortalecido aún más.

"Por tanto, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor.
Miren cómo espera el agricultor a que la tierra dé su precioso fruto
y con qué paciencia aguarda las temporadas de lluvia. Así también
ustedes, manténganse firmes y aguarden con paciencia la venida del
Señor, que ya se acerca. No se quejen unos de otros, hermanos, para
que no sean juzgados. ¡El juez ya está a la puerta!
Hermanos, tomen como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los
profetas que hablaron en el nombre del Señor. En verdad,
consideramos dichosos a los que perseveraron. Ustedes han oído
hablar de la perseverancia de Job, y han visto lo que al final le
dio el Señor. Es que el Señor es muy compasivo y misericordioso".
Santiago 5:7-11.

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