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martes, septiembre 28, 2010

Piloto automático




Para cambiar tu vida debes cambiar tu manera de pensar. Detrás de
todo lo que haces hay pensamientos. Toda conducta es motivada por
una creencia y toda acción es incitada por una actitud. Dios reveló
esto miles de años antes de que los psicólogos lo
entendiran: "Tengan cuidado de cómo piensan; la vida es modelada
por sus pensamientos" Proverbios 4:23.

Imagina un paseo en un bote con motor en un lago, con el piloto
automático puesto en dirección hacia el este. Si decides dar vuelta
atrás y dirigirte al oeste, tienes dos posibles maneras de cambiar
el rumbo del barco. Una es tomar el timón y físicamente "obligarlo"
a que se dirija en la dirección opuesta a la que señala el programa
del piloto automático. A pura fuerza de voluntad podrás vencer al
piloto automático, pero sentirás la resistencia todo el tiempo.
Finalmente tus brazos se cansarían de la tensión, soltarías el timón
y el barco retomaría inmediatamente el rumbo en dirección al este,
de acuerdo con su programación interna.

Esto es lo que sucede cuando tratas de cambiar tu vida a fuerza de
voluntad. Dices: "Me obligaré a comer menos... haré más
ejercicio... dejaré de ser desorganizado y de ser impuntual". Sí,
tu fuerza de voluntad puede producir un cambio a corto plazo, pero
crea una tensión interior constante porque no has tratado la causa
desde su raíz. El cambio no se siente como algo natural, así que
finalmente te rendirás, abandonarás la dieta, y dejarás de hacer
ejercicios. Rápidamente volverás a tus viejos patrones.

Hay una mejor y más fácil manera. Cambia el piloto automático: tu
manera de pensar. La Biblia dice: "Dejen que Dios los transforme
en una nueva persona, cambiando su forma de pensar" Romanos 12:2.
El primer paso en el crecimiento espiritual es empezar por cambiar
la manera de pensar. El cambio siempre comienza en la mente. La
manera en que "pienses" determinará cómo te "sientes", y cómo te
sientes influirá en cómo "actúas". Pablo dijo: "Debe haber una
renovación espiritual de sus pensamientos y actitudes" Efesios 4:23.

Para ser como Cristo debes desarrollar en ti su mente. El Nuevo
Testamento llama a este cambio mental "arrepentimiento", que en
griego literalmente significa "cambiar tu mentalidad". Te
arrepientes siempre que cambias tu manera de pensar y adoptas la
manera de pensar de Dios: con respecto a ti mismo, al pecado, a
Dios, a otras personas, a la vida, a tu futuro, y a todo lo demás.
Asumes la actitud de Cristo y su perspectiva.

Se nos manda que pensemos "del mismo modo en que pensaba Cristo
Jesús" Filipenses 2:5. Este mandamiento tiene dos facetas. La
primera faceta de este cambio mental consiste en dejar los
pensamientos inmaduros, que son egoístas. La Biblia dice: "Dejen
de pensar como los niños. Sean niños en la malicia, pero sean
adultos en su forma de pensar" 1 Corintios 14:20. Los niños son por
naturaleza completamente egoístas. Sólo piensan en sí mismos y en
sus propias necesidades. Son incapaces de dar; sólo pueden
recibir. Tienen una manera de pensar inmadura. Por desgracia,
muchas personas nunca se desarrollan más allá de ese nivel. La
Biblia dice que esta manera egoísta de pensar es el origen de
conductas pecaminosas: "Los que viven siguiendo sus egos
pecaminosos sólo piensan en las cosas que su ego pecaminoso desea"
Romanos 8:5.

La segunda faceta para pensar como Jesús consiste en que empieces a
meditar con madurez, enfocándote en otros, no en ti mismo. En su
gran capítulo sobre el amor verdadero, Pablo concluyó que pensar en
los demás era la señal de madurez: "Cuando yo era un niño, hablaba
como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Cuando llegué a
ser adulto, dejé atrás las cosas de niño" 1 Corintios 13:11.

En la actualidad, muchos suponen que la madurez espiritual se mide
por la cantidad de información bíblica y doctrina que uno sepa. Si
bien el conocimiento es una medida de la madurez, no es todo lo que
se necesita. La vida cristiana es mucho más que credos y
convicciones; incluye conducta y carácter. Nuestros hechos deben
ser congruentes con nuestros credos, y nuestras creencias deben ser
respaldadas con una conducta semejante a la de Cristo.

El cristianismo no es una religión, ni una filosofía, sino una
relación y un estilo de vida. El centro de ese estilo de vida es
pensar en los demás, como lo hizo Jesús, en lugar de pensar en
nosotros mismos. La Biblia dice: "Nosotros debemos pensar en el
bien de ellos e intentar ayudarlos haciendo lo que les agrada. Ni
siquiera Cristo intentaba agradarse" Romanos 15:2-3.

Pensar en los demás es la esencia de ser semejantes a Cristo y la
mejor evidencia del crecimiento espiritual. Esta manera de pensar
es antinatural, va en contra de nuestra cultura, es rara y difícil.
Afortunadamente tenemos ayuda: "Dios nos ha dado su Espíritu. Por
eso nosotros no pensamos igual que las personas de este mundo" 1
Corintios 2:12.

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