Jovenes por siempre, Carmelitas de Corazón, Creciendo juntos. Ecuador en la Mitad del Mundo

viernes, octubre 08, 2010

Ponte en su lugar


El principal mandamiento de la Ley de Dios dice: "Ama a Dios sobre
todas las cosas y al prójimo como a ti mismo".  Si quieres cumplir
con este mandamiento, antes de cualquier cosa que hagas con los
demás, simplemente, ponte en su lugar...

Cuando quieras decirle algo, antes de hablar, ponte en su lugar.  Y
si quieres criticar u opinar del otro, no lo hagas sin antes pensar
lo que podrías experimentar estando en su lugar.

Si en algún momento quieres hacer un regalo, piensa, qué te gustaría
recibir.   Y si se cambian los papeles y el obsequio es para ti,
antes de juzgar el valor de lo que te dan, ponte en el lugar de
quien te lo quiso regalar.

Muchas veces actuamos sin pensar lo que sentirían los demás...
decimos cosas que pueden doler, hacemos otras que tal vez logran
ofender o destruir; y eso sucede porque lo hacemos sin antes
ponernos en el lugar del otro.

Si vas a llamar la atención, si alguien te solicita que lo escuches
un instante, si te piden un consejo, si vas a dar de otra persona
una opinión, si quieres alejarte o aislar a otro, si vas a
traicionar la confianza que te supieron dar, si decides no perdonar
el error o pagar con mal al que te hizo llorar; antes de cualquier
cosa, ponte en su lugar, así a nadie vas herir y tendrá más valor y
efecto lo que das.

En medio de una discusión, cuando sientas necesidad de reclamar o
reprochar, antes de hablar o actuar, ponte en su lugar.  Se evitaría
mucho dolor, propio y de los demás, si antes de cualquier cosa que
tengamos que decir o hacer, intentemos ponernos en el lugar de los
demás, no te justifiques diciendo: "nadie se pone en mi lugar".

Todos cometemos errores, igual todos tenemos fortalezas y
limitaciones; y aunque somos diferentes a los demás; poseemos algo
que ante los ojos de Dios nos hace idénticos de verdad, y es que Él
mismo al crearnos, nos dio un corazón que siente, ríe, llora,
experimenta mil emociones, nos hace vivir y amar.

Por ello, en cada momento de tu vida, así como piensas en ti y das
cada paso buscando lo mejor; recuerda que hay que amar a Dios sobre
todas las cosas, y al prójimo como tú mismo te has de querer; lucha
por tu felicidad y en esa búsqueda, ponte también en el lugar de los
demás.   No somos los únicos en el mundo, compartimos este paraíso
con muchos más. Recuerda algo muy importante... ¡somos los demás de
los demás!


"Por lo tanto, dejando la mentira, hable cada uno a su prójimo con
la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo.  -Si se
enojan, no pequen-.  No dejen que el sol se ponga estando aún
enojados, ni den cabida al diablo.  El que robaba, que no robe más,
sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir
con los necesitados.  Eviten toda conversación obscena.  Por el
contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y
sean de bendición para quienes escuchan.  No agravien al Espíritu
Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la
redención.  Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y
calumnias, y toda forma de malicia.  Más bien, sean bondadosos y
compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios
los perdonó a ustedes en Cristo" Efesios 4:25-32.

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