Jovenes por siempre, Carmelitas de Corazón, Creciendo juntos. Ecuador en la Mitad del Mundo

viernes, octubre 15, 2010

El cuidado de Dios


Después del 11 de septiembre del 2001, una compañía invitó a los
miembros de otras compañías que habían sido afectadas por el ataque
de las Torres Gemelas, para compartir su espacio disponible de
oficina. En una reunión de la mañana, el jefe de seguridad contó
historias de por qué esta gente estaba viva... y todas tenían que
ver con pequeños detalles.

Como habrán oído, al director de la compañía se le hizo tarde porque
era el primer día del kinder de su hijo. Otro compañero estaba vivo
porque le tocaba llevar las donas. Una mujer se retrasó porque su
despertador no sonó a tiempo. A uno se le hizo tarde porque se quedó
atorado en la carretera en la que había un accidente. A otro se le
fue el autobús. Alguien tiró comida encima y tuvo que tomarse el
tiempo para cambiarse. Uno tuvo un carro que no arrancó. Una se
regresó a contestar el teléfono. ¡Otra tuvo un bebé! Otro no
consiguió un taxi. El que más me impresionó fue un señor que se puso
un par de zapatos nuevos esa mañana, pero antes de llegar al trabajo
le había salido una ampolla; se detuvo en la farmacia por una
curita... por eso está vivo hoy.

Ahora, cuando me quedo atorado en el tráfico... pierdo un
elevador... me regreso a contestar un teléfono... todas esas cosas
que me desesperan, pienso: ESTE ES EL LUGAR EXACTO EN EL QUE DIOS
QUIERE QUE ESTÉ EN ESTE PRECISO MOMENTO.

La próxima vez que tu mañana te parezca enloquecedora... los niños
se tarden en vestirse... no logras encontrar las llaves del coche...
te topas con todos los semáforos en rojo... no te enojes ni te
frustres; recuerda que Dios está trabajando... ¡Él te está cuidando!

Que Dios siga bendiciéndote con todas esas pequeñas cosas
desesperantes y que logres recordar el propósito que tiene cada una
de ellas en tu vida.

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