Isabel Peláez | Reportera
A
sus 60 años no lo amilana nada, de las muchas palabras con las que
juega no conoce la depresión. Ha vivido con su problema visual sin dejar
de admirar a las mujeres y conmoverse con el heroismo. Este "violento
pacifista" o "vagabundo firstclass" como se define Facundo Cabral, se
presentará hoy, en el Teatro Jorge Isaacs, en Cali.
Con el humor que lo caracteriza y la poesía a flor de piel, este hijo de La Plata, Argentina, concedió a El País una entrevista, en la que habla de sí mismo, de sus distinciones por ser hombre de paz, de su vida y su carrera.
-¿Se considera la reencarnación de Juan Bautista?
-Siempre
supe que yo había sido el Bautista. Me entra la certeza, cuando leo su
pequeña historia. Y muchos años después, cuando tuve la suerte de ir a
Israel, al llegar al Jordán sentí que volvía a mi casa.
-¿Lo mejor de su infancia?
-Mi madre,
era una fiesta, aun comiendo de la basura se arrodillaba y daba las
gracias. Soy un plagio de ella. Cuando la gente dice que le gustan mis
canciones, pienso: ¡caramba si la hubieran escuchado! Yo escribo poemas,
ella vivía poéticamente; escribo canciones, su vida era un canto.
-¿Cómo era su mamá?
-Un
ser excepcional que no tenía formación académica. No tenía
mandamientos, dogmas o sectas. Cruzando el desierto, sola con sus hijos
terminó siendo una mujer impresionante, que aprendió a leer y escribir
después de los 63 años y que sacó 75.000 niños de la calle.
-¿Con qué apelativo de los que le han endilgado se identifica más?
-Me
han dicho que soy el hereje más grande del Río de la Plata y que soy el
décimo tercer apóstol. Soy lo que soy, más allá de lo que diga la gente
afuera, mal o bello, pues hay quienes están pretendiendo que me den el
Premio Nobel de la Paz y en otros países me han declarado persona no
grata, porque a un líder no le gustó algo que dije en la televisión.
-¿De dónde nació su nombre artístico?
-Mi
madre me bautizó así. Yo tenía otro nombre, pero jamás me llamó así,
porque era el de mi padre que se fue un día antes de que yo naciera.
Nadie lo sabe, era un nombre prohibido.
-¿Qué lo marcó para decidirse por el canto?
-El
sermón de la montaña, se lo escuché a un vagabundo, en Margajó. Eran
las 12:00 M., del 24 de febrero de 1954. Fue tan grande la noticia que
escribí mi primera canción, de pura alegría, sin pensar que iba a subir
en un escenario, porque era muy tímido, muy introvertido. Este oficio se
lo debo a Jesús.
-¿Quién conoció primero el tema?
-El
vagabundo por el que conocí a Jesús. El estaba muy conmovido, porque
era la primera vez que sabía de alguien que escribía su propia canción
de cuna, pues sentí que en ese momento yo estaba naciendo.
-¿Qué otra persona lo ha marcado tanto como aquel vagabundo?
-La madre Teresa de Calcuta. Me ha hecho mucho mejor persona.
-¿Qué soñó que podía y hoy no puede?
-Tal
vez ya no pueda ser un buen amante físicamente, un buen amigo, eso sí.
Me he reprochado no haber vivido con mi madre, aunque fue mi mejor
amiga, mi maestra, como me reproché perder el avión que se cayó, donde
subieron mi mujer y mi hija.
-¿Qué tema le apasiona?
-Dios es el tema excluyente, está en todo, siempre aparece, al principio, al final o en el medio.
¿Dónde compone?
-En
el avión, en el cuarto del hotel... Cargo una maleta con papeles,
cuadernos, libros que quiero releer, otros que acabo de encontrar. Soy
un bicho literario.
-¿Qué significa para usted Borges?
-¡Ah!
me enriqueció la biblioteca, la vida. Además amo la literatura de
García Márquez, me parece un cronista excepcional; la limpieza de Italo
Calvino... soy terriblemente influenciable.
¿La poesía está en vía de extinción?
-Siempre existirá, es un don misterioso del espíritu.
-¿Un poeta nace o se hace?
-Hay
tipos que escriben cosas prodigiosas desde el inicio y hay otros que se
hacen poetas con el tiempo. Mozart crea la sinfonía a los 6 años, Henry
Miller escribe su primera novela a los 39.
-¿Qué le aburre de la vida?
-Nada, gracias a la poesía, a todo le encuentro su lado divertido.
-¿Qué lo angustia?
-No conozco la angustia, ni la depresión.
-¿Qué lo hace llorar?
-La alegría de los hombres agradecidos. El heroísmo, es algo que me ha conmovido por la épica, la valentía.
-¿Qué lo enternece?
-Los niños son el punto más sensible de mi vida, por eso me dediqué a ellos. He criado varios.
-¿Qué significa haber sido nombrado por la Unesco mensajero mundial de la paz?
-Un honor, porque ese premio lo ganó la madre Teresa de Calcuta.
-¿Y ser miembro honorario de Amnistía Internacional?
-También
un honor, porque hemos trabajado mucho para evitar las diferencias
entre los seres humanos. Me da gusto que alguien tenga en cuenta mi
trabajo, que tiene que ver con la paz.
-¿Se logrará la paz en Colombia?
-Todo
el planeta está metido en una locura extraordinaria de violencia. Me
parece que llegó a su punto fulminante, al ver tanta hecatombe esta es
la confirmación de que se termina una etapa y comienza otra. No podemos
estar desconfiando de los demás.
-¿Cómo seduce a una mujer?
-No
tengo ni idea, si supiera seducir me hubiera casado con Jane Fonda, de
quien siempre estuve enamorado, Barbra Streisand sería mi sexta mujer.
Mi madre decía: sos tan feo que si no cantaras habrías muerto virgen.
-¿Qué lo inspiró para componer 'Este es un nuevo día'?
-Estaba
muy enfermo, me daban poco tiempo de vida y escribí para agradecer los
días que me quedaban. Eso fue hace siete años y esta canción anda por un
montón de países, a pesar de que nunca tuvo difusión radial.
-¿Qué mensaje quiere dejar en esta gira?
-Que
sean felices, que se amen; que aprendan de las diferencias; que se
acerquen. No sean Clinton y Hussein, sean Pedro y Pablo, Pedro y Simón
abrazados y cambiando de oficio por una parábola, por un poema
maravilloso de Jesucristo, inventado para que ellos se junten. El
pretexto de las canciones es que la gente se una, nosotros somos violentamente pacifistas, no dejamos en paz a nadie con nuestras melodías.
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