Jovenes por siempre, Carmelitas de Corazón, Creciendo juntos. Ecuador en la Mitad del Mundo

martes, agosto 02, 2011

El amor restaurador de Dios


Salimos de paseo un fin de semana y caminabamos entre flores
hermosas, plantas de intenso verdor, lagunas con peces y patos y
fauna nativa de los bosques; detrás de mi y de mi esposo venían
nuestros dos hijos de 8 y 4 años, sonreían y miraban asombrados la
belleza del lugar; por un momento pensé "Dios... esto es ser feliz",
había luchado tanto contra la adversidad que mis ojos se llenaron de
lágrimas de alegría y solo pude agradecer a Dios en mi corazón por
el maravilloso regalo de la vida con Él, quien había restaurado mi
hogar completamente deshecho, me había devuelto la salud, y contra
todo vaticinio médico me había enviado dos hijos.

Tres años antes eramos un hogar destruido, mi esposo me dijo que ya
no me amaba y me partió el corazón en dos; mi hijo mayor fue
diagnosticado con sospecha de un soplo al corazón y un tiempo
después yo tenía principio de cancér... mi vida totalmente
destrozada, ¡y yo busque a Dios! quien respondió y me sano el alma,
transformó a mi esposo en otro hombre, le permitió nacer de nuevo,
él realmente es otro y mis hijos y yo descubrimos lo que era ser
feliz.

¡Descubrí que Dios es real y es un Padre amoroso, deseoso de darnos
todas las bendiciones que seamos capaces de recibir; pero está en
nosotros el querer desprendernos de nuestro orgullo, debilidades y
falta de pérdon.

Dios existe y es maravilloso, de lo contrario... ¿cómo habría podido
realizar el trayecto de mi vida en medio de tanto dolor?
Clamé a Él y me respondió, y me devolvió todo aquello que me fue
arrebatado.
Todos podemos encontrar nuestro propio paraiso... de la mano de Dios

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