Jovenes por siempre, Carmelitas de Corazón, Creciendo juntos. Ecuador en la Mitad del Mundo

miércoles, agosto 25, 2010

Debemos poner nuestro esfuerzo


A lo largo de la Biblia vemos expresada una verdad importante:
El Espíritu Santo libera su poder en el momento en que das un paso de fe.
Cuando Josué se enfrentó con una barrera infranqueable, las aguas
desbordadas del río Jordán sólo retrocedieron después de que,
en obediencia y fe, los líderes entraran en la impetuosa corriente
(Josué 3:13-17).

La obediencia libera el poder de Dios.

Dios espera que actúes primero.
No esperes hasta que te sientas poderoso o seguro. Sigue
adelante pese a tu debilidad, haciendo lo correcto a pesar de tus
temores y sentimientos. Así es como cooperas con el Espíritu Santo,
y es como se desarrolla tu carácter. La Biblia compara el
crecimiento espiritual con una semilla, un edificio o un niño en
crecimiento. Cada metáfora requiere una participación activa: las
semillas deben ser plantadas y cultivadas, los edificios deben ser
construidos -no surgen de la nada- y los niños deben comer y hacer
ejercicio para crecer.

Aunque el esfuerzo no tiene nada que ver con nuestra salvación,
tiene mucho que ver con nuestro crecimiento espiritual. Muchas
veces en el Nuevo Testamento se nos dice que "hagamos
todo esfuerzo" en nuestro crecimiento para llegar a ser como Jesús.
 
Uno no se sienta simplemente a esperar que suceda.
 
Pablo nos explica claramente nuestras tres responsabilidades
para llegar a ser como Cristo:

Primero, debemos escoger abandonar nuestras maneras antiguas
de actuar:
"Desháganse de todo lo que tenga que ver con su viejo estilo de vida.
Está totalmente podrido. ¡Líbrense de él!" Efesios 4:22.

Segundo, debemos cambiar nuestra manera de pensar:
"Permitan que el Espíritu cambie su manera de pensar" Efesios 4:23.
Nos dice que somos "transformados" mediante la renovación
de nuestra mente (Romanos 12:2). La palabra griega para transformados,
"metamorphosis", es la que se emplea para describir el cambio
asombroso que permite que una oruga se transforme en una mariposa.
Es un hermoso cuadro de lo que nos pasa espiritualmente cuando
permitimos que Dios dirija nuestros pensamientos: Él nos transforma
de adentro hacia afuera, nos hace más hermosos y nos libera para
alcanzar nuevas alturas.

Tercero, debemos "vestirnos" con el carácter de Cristo,
desarrollando nuevos y renovados hábitos. Tu carácter es
esencialmente la suma de tus hábitos; es la manera en que te
conduces habitualmente.

La Biblia nos manda ponernos el nuevo yo
"la nueva naturaleza creada a imagen de Dios, en verdadera
justicia y santidad" Efesios 4:24.

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